¿Do dónde viene la figura y el haba del roscón? Seguro que te lo has planteado alguna vez. Aquí vamos a resolver algunas dudas.
Tradicionalmente, el día 6 de enero los niños se despertaban más pronto que otros días y nerviosos, por la ilusión de abrir y ver los regalos que les habían dejado los Reyes Magos la noche anterior y, tras la alegría de comprobar sus peticiones cumplidas, llegaba el desayuno a base de roscón acompañado generalmente de chocolate.
El origen del roscón de Reyes
La costumbre de celebrar el 6 de enero con el roscón de Reyes tiene su origen en una fiesta cristiana del siglo XI conocida como “el Rey del haba”. Ésta consistía en elegir a uno entre los niños más pobres del pueblo para coronarlo como rey de la Epifanía y agasajarlo con regalos, vestidos y manjares.
El roscón de Reyes consiste en una masa fermentada y horneada, dulce, que lleva ralladura de naranja/limón y agua de azahar, se decora con almendras, fruta escarchada y azúcar.
El original es sin relleno. Muchas personas de mi entorno me comentan que prefieren el roscón tal cual, pero, curiosamente un diario de divulgación nacional ha realizado una encuesta entre sus lectores y el resultado ha sido el siguiente: lo prefieren sin nata, con la masa tradicional un 20 %, con nata un 45 %, relleno de crema un 21 %, relleno de trufa-chocolate un 7 %, de hojaldre un 2 % y no les gusta ninguno a un 5 %.
El regalo del roscón de Reyes y el haba
Actualmente se suele colocar un regalo y un haba, coronando como rey de la fiesta al que le toca el regalo, y condenado el que le toca el haba a pagar el roscón, llamándolo el “tonto del haba”. De ahí viene la evolución de la palabra, unida y sin h, hasta llegar a “tontolaba”.
Se especula con que el Parlamento Europeo con sus normas sobre seguridad de los juguetes, ante la tradición de introducir una figurita en la masa, típica en varios países como España y Francia, pueda amenazar de muerte al roscón en fechas no lejanas, ante las exigentes medidas para proteger a los niños, pactadas por las instituciones europeas.
Los hábitos y tendencias avanzan de forma desmesurada, por una parte reseñar que a primeros de diciembre ya se pueden encontrar roscones en los lineales, de las grandes superficies, y otra que, muchos elaboradores optan por colocar objetos de gran valor dentro del roscón, avisando de su presencia a los posibles compradores, para aumentar con ello sus cifras de ventas.
Todo, en menor o mayor grado, es comprensible, aunque se pierda la magia del desayuno del día 6 de enero y el protagonista ya no sea ni el del regalo y rey del día, ni el tonto del haba, sino el agraciado con un gran regalo.
El roscón de Reyes y sus calidades
El roscón de Reyes puede hacerse sin problemas de forma casera, sin embargo, no suele quedar con el mismo aspecto que el que podemos adquirir. Las dos razones suelen ser: que no se utiliza harina de fuerza y la temperatura alta de la leche que altera la acción de la levadura. Lo cierto es que los roscones de Reyes comerciales suelen incluir emulgentes y agentes de tratamiento para hacer que no sucedan este tipo de cosas.
Foto de Nadya Spetnitskaya
Un porcentaje significativo de los roscones de Reyes que se venden en España presenta una baja calidad. Las masas industriales ha convertido este pan dulce con forma redonda en un bollo de lo más vulgar, adornados por encima por unas pseudogominolas, y rellenos de grasa hidrogenada blanca, denominada “nata”. Nata que aguanta mucho tiempo en los lineales a temperatura ambiente sin estropearse.
Todos los roscones buenos o malos tienen salida, en ciertos casos a precios desmesurados en relación con el coste real de un kilo de masa, según comentan los entendidos, aparte del embalaje, bolsas, etcétera. En pleno apogeo y en algunos lugares, solo se pueden comprar con reserva previa y tras padecer las correspondientes colas.
Pero al final, disfrutad y recordad el refrán: «En el roscón hay muy bien ocultas, una haba y una figura: el que lo vaya a cortar hágalo sin travesura. Quien en la boca se encuentre una cosa dura, a lo peor es el haba, o a lo mejor es la figura», para que las modas no nos estropeen el encanto.
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Jajaja, ya sabemos de dónde viene ese insulto tan aragonés de “tontolaba”
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