¿Por qué las botellas de vinos son de 750cc? ¿Qué nos llevó a escoger esta medida tan poco intuitiva? ¿Qué tiene el 3/8, el cuartillo y medio, para imponerse a nivel internacional?
La botella de 750cc
Llevamos más de ocho mil años disfrutando del placer de la ingesta de vino. Se ha guardado o transportado en varios tipos de recipientes, de distintos tamaños y materiales: ánforas, pellejos, barricas de roble, etc.
Hasta el siglo XIX no se usó el vidrio para contener o transportar el vino, de forma habitual para contener y transportar el vino, aunque el soplado del mismo se conocía desde mucho antes. Tras un largo camino, acabamos llegando a los famosos garrafones o damajuanas, y de éstas, a las botellas de vidrio.
A partir de los años 70 del siglo pasado se legisló a nivel internacional al respecto, imponiéndose la botella de 750cc y, aunque se usó, sobre todo para vinos de menor calidad, la botella de litro, llamada de seis estrellas por tenerlas en relieve en el cuello, prácticamente no la podemos encontrar en los lineales.
“Es mejor que mi mente se abra motivada por la curiosidad a que se cierre movida por el convencimiento”, leí hace un tiempo, sin recordar ahora en dónde ni de quién era. Y aquí viene mi curiosidad, ¿por qué elegir 750cc en las botellas de vino y no otra capacidad?
Varias teorías circulan, muchas de ellas sin ninguna base. En mi opinión, la que me parece “más razonable” como aficionado a la gastronomía, y no tanto como médico, es la de que se estableció en la Francia napoleónica del siglo XVIII-XIX, al considerarse: “La cantidad adecuada que un hombre debe beber durante la cena”.
Cuartillo y medio
El segundo detalle al que me refería en un principio, es la causa de que a la botella de tal capacidad se le llamara así en numerosas ocasiones. Incluso mi padre usaba el término con frecuencia, de “cuartillo y medio”:
La explicación proviene de las medidas de capacidad de los líquidos y el vino en particular, pues se usaban estos patrones: el tonel de 900 litros, pipa 450, la barrica 225. Una barrica viene a tener 14 cántaras, una cántara 4 cuartillas, una cuartilla 2 azumbres y la cuarta parte de un azumbre es un cuartillo: 0.50 litros. Por lo tanto, la botella de 750cc, es “de un cuartillo y medio”.
Otros casos curiosos sobre medidas
El acervo castellano contiene frases hechas, modismos y expresiones, casi inagotables. Aunque muchas veces se ha escrito y dicho que “libros no se escriben para que los lectores aprendan algo, sino para que sepan todo lo que sabe al autor”, yo os invito a que me escribáis, si lo sabéis, y aprovechar yo para aprender, sobre lo siguiente:
Cantabria tuvo fábricas de cerveza, pudiendo citar a la Austriaca y la Cruz Blanca, hasta el año 1979, llegando a tener delegaciones fuera de nuestra región. Por tanto, nuestro nivel social y cultural, respecto a la cerveza, debería ser más que aceptable.
En nuestra tierra, a la botella de cerveza de 200 cc se le llamó “un cuarto de cerveza” en vez de “un quinto” y a la de 330 cc, una “media cerveza” en “vez de un tercio”. Seguro que existe un razonamiento que lo explique, y que no se trata de una mala medición respecto a su nomenclatura.
Solo son curiosidades y explicaciones de pequeñas cosas, de las que se compone nuestra vida a diario.
Recordad: “La curiosidad es la base misma de la educación, y si me dicen que la curiosidad mató al gato, digo solamente que el gato murió noblemente”– Arnold Edinborough
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Hasta donde he leído el asunto de azumbres y demás variaba en función de la zona… Claro, que también las medidas superiores e inferiores podrían variar de manera proporcional, ahora que lo pienso en voz alta.
Cuartillo. Mi tío abuelo usaba ese término. Poco le conocí, si bien su extremada bonhomía me dejó una profunda huella aun siendo yo un crío bien pequeño. Desdentado casi de manera absoluta era de desayunar un cuartillo de vino con un cuarterón de queso. Cada día. Aun ya viejito seguía con sus patrones de madrugar para trabajar y prepararse para el comienzo de la jornada con ese desayuno. A media mañana, si era menester, se tomaba un café. Pero el arranque, antes del amanecer era ese: Un cuartillo de vino con un cuarterón de queso. Navaja en mano, obviamente.
Saludos,
Jose
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