Ubicación: Bodega Algueira
Doade -Sober- (Lugo)
España
Código Postal: 27640
Teléfono: 982410299
Horario: Solo a mediodía. Cierra miércoles.
Menciones:
Tipo de cocina: Gallega
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Web: http://www.adegaalgueira.com/restaurante-o-castelo-algueira
Precio estimado: 40,00€
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O Castelo, estamos hablando del restaurante de Adega Algueira, para mí, sin ningún género de dudas, junto a Guímaro, una de las dos bodegas top de la pujante Ribeira Sacra. Es más, para mí… la number 1.
¿Y qué amante del vino es capaz de pasar unos días por Ribeira Sacra y no visitar Algueira? Yo desde luego, no, así que fui y además tuve la fortuna de conocer a su alma mater, Fernando González, quien en ese momento estaba en la tienda y nos ilustró y cautivó con sus versadas y entusiastas explicaciones. Yo no sabía que tenían también restaurante, ese día teníamos reserva en Merenzao, así que el mismo Fernando se ocupó de reservarnos mesa al día siguiente.
Yo pensé que un tipo que hace esos vinazos y tiene ese buen gusto para diseñar esa bodega, no puede tener un restaurante en el que no se coma bien, y menos recomendarlo encarecidamente como lo hizo. Y acerté, cómo no.
El restaurante está anexo a la espectacular bodega, asemejando un monasterio medieval, rodeado de bosques centenarios de diversas especies, destacando los robledales y castañares centenarios, incluso de estos últimos, hay ejemplares milenarios muy cerquita del edificio.
Se compone de varias piezas (salones varios y terrazas varias) y sólo da comidas, no abre en horario de cenas. En verano está petado por el buen hacer de Fernando, que organiza visitas a la bodega con catas, comida, etc.
A nosotros nos acomodaron en un comedor más íntimo nos dijeron, alejado de los grupos. Qué bien se estaba, fresco, amplio, y con ventanales en alto sobre el jardín y el bosque. Y, además, impagable, ése era el comedor de Suso, ¡qué crack!
La carta y cocina de O Castelo es tradicional gallega, centrándose lo más posible en productos locales e incluso de su propio huerto. Es cortita y apañada, tomamos compartiendo:
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• Empanada artesana de bacalao y pasas
• Croquetas caseras de setas, cecina y frutos secos
• Gallo de corral guisado al estilo O Castelo con pasta fresca
• Canelón de rabo de vaca con bechamel suave de trufa
• Cañitas de aldea rellenas de crema de castaña
• Cheesecake de membrillo y nuestras galletas de nata
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Comimos de fábula, todo estaba de miedo, sin pretensión alguna de ser más de lo que es, con honestidad, sinceridad y llegada. Así, por ejemplo, la empanada fue la mejor de las muchas que probamos en nuestra estancia en Ribeira Sacra; las croquetas estaban de 10; el gallo era una locura de guiso, con fundamento y pleno de sabor; el canelón estaba de morirse, en la misma línea que el guiso de gallo, fundamento, consistencia y sabor; las cañitas para comerse un pozal; y el cheesecake sin embargo, correcto sin más, mejor las galletas que le acompañaban que el propio pastel.
Y vamos con los vinos, no esperábamos menos tratándose del restaurante de Algueira. Qué bien. Marcaron la diferencia, convirtiendo la comida en algo para recordar, y ya no por la calidad de los vinos y lo acertado de su maridaje, sino por la atención impagable de Suso, que además de jefe de sala, es sumiller de la bodega. Y se nota. Qué maravillosamente eligió, presentó y sirvió los vinos, que cositas fuera de carta nos sacó… Hablando de carta, vaya simbiosis restaurante-bodega que aprecias en ella, qué bien pensada y diseñada está. Evidentemente la copan las referencias de la bodega, y cada referencia consta del nombre del vino, la añada, las variedades, una pequeña nota de cata y, lo que más me gustó, con qué platos de la carta se aconseja tomarlo.
Nuestro recorrido, guiados en todo momento como decía por el gran Suso, fue el siguiente:
Cortezada 2019 godello, albariño y treixadura / Rosalío 2020 garnacha / Fincas 2015 caíño, sousón y espadeiro / Espadeiro 2018 espadeiro / Pizarra 2015 mencía / Paquito 2020 malvasía
Inolvidable. Gracias Fernando, y más gracias aún a Suso.
P. D.: Si vas a comer a O Castelo o a visitar la bodega, no puedes dejar de pasear por el cercanísimo bosquecillo milenario de castaños comentado, y posteriormente seguir el camino y llegarte hasta el imponente mirador de Pena do Castelo, sobre los cañones del Sil, y la ermita en ruinas de San Mauro que se encuentra encima del mirador.
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Estuve hace un par de años y la verdad es que tiene todo lo que se le puede pedir a un restaurante, pero es que ya solo por el entorno merece la pena.
Muy de acuerdo con tu valoración tanto en platos como en bodega.
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