Teléfono: 33468268471
Ubicación: 7 Pl. Saint-Nazaire 11000
Carcassonne
Francia
Horario: Abierto todos los días de la semana
Menciones:
Tipo de cocina: Francesa y Tradicional
Web:
Precio medio: 30.00€
Tapa, bebida, producto estrella: Cassoulet
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Parada y fonda en Carcassonne, esa localidad francesa tan rica en belleza, vinos y gastronomía, en pleno Languedoc. Y tan desbordantemente llena de gente, al menos en agosto, qué agobio.
Sin duda, su máximo atractivo turístico se haya en la ciudadela medieval, ciudadela que, además de edificios preciosos, está plagada de restaurantes. Y a uno de ellos fuimos a comer, nos lo recomendaron diciendo que se comía muy bien y que, aun estando intramuros, se encontraba un poco apartado del meollo, no era excesivamente guiri, y tenía un jardín maravilloso.
Y todo lo que dijeron se cumplió (aceptamos pulpo como animal de compañía en el caso de los guiris, pues aunque no era un sitio guiri, estaba lleno de ellos, como nosotros).
El jardín es una gozada, delimitado por altos muros de piedra y cobijado bajo las ramas de grandes árboles que proporcionan una sombra deliciosa.
¿Y qué vamos a comer en Carcassonne si no cassoulet? Pues eso. A eso íbamos nosotros, y, por lo que vi, el 99% del resto de comensales.
La carta era muy corta, y disponían de un menú muy apañao que fue lo que elegimos, compartiendo los primeros:
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• Ensalada de mollejas
• Sepia al grill con su salsa “Carcasses”
• Cassoulet
• Creme Brulee Maison
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De los primeros, la sepia, correcta, algo seca aunque sabrosa, pero amigo, la ensalada de mollejas es que estaba de morirse. Y no tenía nada: lechuga tomate, cebolla, las mollejas, y un suave aliño (qué bien hacen los aliños los franceses, comedidos ellos, pero gustosos). El secreto, además del aliño, eran las mollejas, que estaban soberbias, apostaría a que las confitan, las conservan, y posteriormente las sirven templadas, no sé, pero qué textura y sabor, qué ricas y abundantes.
Y la cassoulet… pues la bomba. Juer, qué pedazo de cocido, nada que envidiar a los patrios. Una alubia blanca excelente, de porte medio, piel fina, carnosa y sabrosa, guisada con confit de pato y salchicha de Toulouse, y yo creo que con un golpe de gratinado antes de marcharla. Vaya saboraco, qué potencia y finura a la vez, con la grasilla del pato y la del cerdo haciendo diabluras y complementándose a la perfección. Soberbia esta cassoulet.
Para beber, pues pedimos una botella de blanco y un par de copas de tinto, ambos de la zona, cómo no, servidos en unas copas pésimas, estos franceses, no lo puedo entender, con la cultura tan arraigada que tienen del vino y los vinazos que elaboran, y qué difícil es sin embargo que te pongan copas aceptables. Fueron:
– L’Aralic 2022 de Chateau Argenties, garnacha blanca, picpoul y rolle (Languedoc)
– Ametlier 2021 de Jean-Louis Alaux, syrah y garnacha (Minervois)
Buenos vinos ambos, que disfruté mucho a pesar de las copas de juguete.
Servicio rápido, desenfadado y con ese punto altivo tan común por estos lares.
Recomendable si quieres comer cassoulet intramuros. Extramuros hay una oferta inabarcable.
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