Ubicación: C. de Lavapiés, 6
Madrid (Madrid)
España
Código Postal: 28012
Teléfono: 917823271
Horario: Cierra lunes
Menciones:
Tipo de cocina: Tradicional
Te puede interesar: Barra
Web:
Precio estimado: 25,00€
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Prefacio:
Hace unas semanas anoté este lugar. Leí, entre líneas, a una de las personas que sigo en IG. “Levadura Salvaje” es su nick. Siempre interesante lo que muestra, si bien requiere mirar con atención, y ese leer entre líneas.
Busqué al respecto. Me pareció curioso. Interesante. Como suelo ir por la zona, y en breve tendría días libres, medio planifiqué el pasarme por allí. Y como también me conozco esta ciudad, que me vio nacer, también anoté que lo mismo que me había hecho levantar a mi las orejas se lo habría hecho levantar a más personas, y que posiblemente hubiera algo “de moda” al respecto, de modo que mejor no dejarlo para largo, no fuera qué.
… y expuesto este preámbulo, resulta que el día antes de mi visita publicaron un artículo en (creo) El País. Llegué pronto al lugar, bastante. El teléfono no dejaba de sonar, era continuo el entrar y salir de personas para reservar, y era inevitable escuchar el continuo comentario acerca del artículo del periódico del día anterior. Y se notaba, claro, en que pese a que Lavapiés es un barrio de gentrificación asalvajada, nunca antes había visto tanta gomina y náuticos en un barrio en que esto no es común. Madrid es así. Con sus cosas malas, y con sus cosas peores.
Dicho todo lo cual, vamos al lío.
Rambal es una casa de comidas. Pero no una casa de comidas de las que tanto les gusta a la crítica oficial(ista), tan empeñada en calificar, cualificar, embridar y tildarlas de gastro-algo o algo-gastro para poner su sello. No. Rambal es una casa de comidas de pies a cabeza. Nada más y nada menos.
El espacio es amplio, bastante más de lo que presuponía desde fuera. Espacio en ele. Una amplia barra, un par de mesas altas, y todo lo demás mesas donde poder comer tranquilamente. Mesas vestidas con mantel y servilletas de tela del modelo bien clásico. Del que recordaba de algunos lugares (pocos, no mitifiquemos) en los años ’80.
En la barra puedes tomarte unas ricas tapas (¿raciones? no me fijé), de las tradicionales. Tienen menú del día, que creo que está por 14-15 EUR, y el fin de semana también, pero sube a 20-25 EUR. Fui el finde, de modo que no sé cómo irá de lunes a viernes, pero el fin de semana hay un menú único. Es el que hay. Es lo que hay.
¿Qué había ese día? Pues de momento, mientras esperas, y con la consumición, te traen un aperitivo, que ese día eran unos espárragos verdes pasados por la plancha, bien sazonados, y dispuestos en una bandejita de aluminio, de las de aperitivo “de toda la vida”. Y empezar con un aperitivo vegetal a mi ya me cae bien. De primero había ensalada. ¡ Y empezar un menú con un plato vegetal a mi me cae rebién ! ^___^ Nuevamente una bandeja de aluminio (“de toda la vida” 😉 ) con una muy rica ensalada ya aderazada (NB: No me gusta aderezarme yo la ensalada cuando como fuera). ¡ No era una bandejita, eh ! Era una señora bandeja de ensalada, que además hacía montañita. Con asuntos cercanos, como lechuga de Leganés ( ¡ de “Lega”, titis ! ) , y otros más lejanos, como el atún. Atún que habían escabechado ellos mismos, y que les llegó (creo recordar que) de ¿Conil? ¿Barbate? cuatro días antes; quizá el atún en escabeche más delicioso que he probado jamás de los jamases. Y en ese momento, al probarlo, me fui mentalmente a otro lugar… Me fui al sur: Casa Mercedes.
Acabas con la ensalada, feliz como un gazapo. Y en breve llega el principal. Y aquí es donde sacan a relucir aun más su carácter de casa de comidas. Llega en una sopera, tapada. Te la dejan para que te sirvas cómo y cuánto tú quieras. Y ahí dentro venía un riquísimo pollo campero, guisado a la sidra, durante unas cinco horas de chup-chup. Y ahí que llegó acompañado de otra bandejita de aluminio con unos dados de patatas fritas con ajos. Y puedo afirmar, y afirmo, que son las mejores patatas fritas que he comido nunca ( ¡ Casa Mercedes ! ). ¡ Y tengo más años que la injusticia ! Y en fin, que me lie con el pollo, que estaba delicioso. Terso, bien guisado, del que la carne se desprende del hueso con apenas apretar con el tenedor, y sin embargo jugoso. Y me comí todo. Vacié la sopera 08-) Que cuando vinieron a preguntarme qué tal todo miraron dentro y sonrieron, teniendo claro que había estado requetebien. Estaba hecho una feliz y rechoncha bolita, pero dado que los postres también los hacen ellos… pues como Gurb: Por no llamar la atención. Escogí algo que por tamaño me veía capaz 😉 Flan de queso azul. Pues oye, bien apañaete el flancito, con un toque bien curioso del queso.
Pues todo este cúmulo de felicidad en la mesa, con agüita fresquita, que venía demasiado acalorao ese día, por un precio que es de no creer en Madrid: 22,9 EUR. Ticket que te dan también en el formato clásico, esto es, de la libreta de las comandas.
PS 1: ¿Y qué es eso de Casa Mercedes que he nombrado un par de veces? Pues uno de los lugares en que mejor he comido nunca-unca. Una casa de comidas que había en Conil y que me pareció la pera limonera https://www.verema.com/restaurantes/137653-casa-mercedes-conil-frontera
PS 2: ¿Y quién fue Rambal? https://es.wikipedia.org/wiki/Rambal
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Jajaja, de los tuyos.
Oye, que alergia te dan las modas! Asado te caíste de pequeño en una marmita de poción cocochanel?
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Dadme papel pautado ¡ y escribiré por el otro lado !
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Qué interesante lo del nombre, toda una declaración de intenciones… o no, vaya usted a saber. Pero oye, ya me gustaría saber el motivo por el cual eligió el nombre de ese personaje el propietario. Curioso que es uno.
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