Ubicación: C. 50, Panamá, Provincia de Panamá, Panamá
Ciudad de Panamá Panamá
Código Postal:
Teléfono: 5073914657
Horario: Cierra domingos
Menciones:
Tipo de cocina: Contemporánea y Otra
Te puede interesar:
Web: https://maitopanama.com/
Precio estimado: 100,00€
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Como bien hace @aurelio elegimos el mejor restaurante posible a modo de homenaje y guinda al final del viaje.
En este caso Maito, número 6 de Latinoamérica en la lista de World 50 Best. No lo conocía de nada, por otra parte. Está por delante de algunos famosos como los mexicanos Pujol o Quintanil o el peruano La Mar.
Maito es el resultado de la visión de Mario Castrellón para realizar una cocina contemporánea panameña, actualizando (y haciendo de lujo) clásicos y humildes platillos panameños del día a día, como no podía ser menos con algunos matices asiáticos y/o europeos.
Preferimos pedir a la carta y nos hicimos un mini menú degustación consistente en:
– Tartar de kamachi (pez limón) acompañados de patacones. El clásico tartar de pez limón, aderezado con kimchi y con el toque local de los patacones para fabricarse un canapé. Rico, aunque el tartar esté ya visto.
– One to one. Partiendo de una receta clásica del Caribe panameño, que junta una masa frita de maíz con alguna proteína, tenemos unos ricos buñuelos rellenos de carne de res y coronado por un tartar de carne del mismo animal. Muy buenos.
– Wonton de camarón con bisque de marisco, un plato con raíces chinas, cuya comunidad en Panamá es la más antigua de Centroamérica, con el camarón clásico caribeño.
– Pesca chombasia, con corvina, otro plato con raíces asiáticas surgido en la cuenca del Canal.
– Pot. Un plato que parte de la cocina de la comunidad afrodescendiente. Consiste en un arroz con coco cocinado con distintas proteínas en un mismo recipiente cerámico y que solían ser camarones, carne de cerdo y bacalao. En este caso las proteínas eran camarones, pescado frito y panceta caramelizada. El arroz rico, con quizás un poco de sobrecocinado, pero con buen socarrat y los añadidos muy buenos.
– De postre comimos una “torrija de maíz” que no era sino una masa de maíz, con una crema de maíz y ají chombo, dando una curiosa mezcla dulce-picante.
Poseen una más que interesante carta de vinos, de mayoría españoles, pero también argentinos y chilenos, así como estadounidenses, franceses, italianos, alemanes… Precios elevados, claro, pero tampoco demasiado visto lo que valen en las tiendas. Algunos ejemplos de vinos: Envínate, Forja del Salnés, Alain Graillot, Marcel Lapierre, Gran Enemigo, etc.
Nosotros nos decantamos por varios y ricos cócteles.
En total, con impuestos, propinas y cuatro cócteles pagamos 180 dólares, lo cuál es bastante aceptable dada la categoría del sitio y de la comida y que el país, tampoco es demasiado barato.
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Jaja, muy buen fin de fiesta, sí señor!!! 😉
Oye, Aitor, lo he tenido que leer tres veces porque no faba crédito, pensaba que me dejaba algo pero no… ¿Me vas a decir que no tomaste siquiera un vinico?
¡Aitor! ¡Vuelve!
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Yo soy como las gentes del poema de Machado:
y no conocen la prisa
ni aun en los días de fiesta.
Donde hay vino, beben vino;
donde no hay vino, agua fresca.
Hace tiempo aprendí que no merece mucho la pena beber vino dónde no lo hay. Aquí tenían buenas selecciones, pero para pagar 50 euros por un vino que en España no pasa de 20… pues… además los cocktails tenían muy buena pinta, muy currados y atrayentes, no los clásicos. Y bastante gastronómicos.
Y aunque esto último quizás sea un prejuicio, tampoco sé el trato que le van a dar (copas, temperatura, etc). En más de un lugar fuera de España me he encontrado con tintos a temperatura (tropical) ambiente. En este sitio sí parecía que había interés (la carta no era la clásica de Casilleros del Diablo, Marqués de Cáceres y vinos argentinos de medio pelo), y casi todas las mesas bebían vino (en alguna vi un Viña Ardanza), pero prefiero no arriesgar.
Me gusta mucho el vino, pero no tengo necesidad de beberlo si no amerita. Y eso entronca en mi negativa general a no pedir vino por copas, que ya comenté.
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Juer, vuelve al vino, Aitor, vuelve al vino.
Me gustas más versión prosaica, estos cócteles te tornan de un poético…
Jajajajajaja
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