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Qué peculiar. Pero qué felizmente peculiar.
Situado en lo que en mi mente es una bisagra. En la zona del Mercado de La Cebada, teatro de La Latina, Cascorro, San Francisco… La Latina, lugar de bares reconvertidos al “tardeo” y (“la cultura del”) vermut. A lo que está de moda, vaya. Un enorme bar y residentes de Airbnb. Lo que es Madrid. Zona a un paso del centro-centro. Zona de turismo infinito. Zonas distintas. Zonas iguales. Y en mi cabeza ambas cavas actúan como una suerte de bisagra.
Pues en la Cava Alta se encuentra este lugar. Prístino, pasillero, como para veinticinco o treinta personas humanas. Se definen como casa de comidas, con su algo de revisión. Se puede comer a la (escueta) carta. Un par de aperitivos, tres o cuatro entrantes e idem principales y postres. Carta de vinos enormísima. Pero que muy enorme. De hecho viendo el local no me explicaba dónde los tenían. Los tienen en neveras de vino, sí, pero como local antiguo que es tienen una trampilla a un sótano donde tienen la mandanga.
Se puede pedir a la carta, si bien te animan a que hagas lo que denominan un EPP. Esto es, que pidas Entrante-Principal-Postre. Pues oye, a ello. Su cocina es de temporada y con especial ánimo a los vegetales, si bien en la carta había también proteína animal.
Al lío. Mientras decides y no decides traen unas ricas almendras; después, junto al servicio de pan, llegará una mantequilla, que llaman re-trabajada, con tomillo limonero, de lo más rica. Y aun, antes de comenzar, un aperitivo con masa suflada (como medio pani puri) rellena con crema de burrata y yerbitas.
De entrante me llamó a gritos el canelón de calabaza asada y setas, que ese día llevaba lengua de vaca, senderuelas, boletus, trompeta de la muerte… escribo de memoria. Presentado de una forma preciosista, que si no fuera por lo rico que olía daba pena meterle el cuchillo. Una delicia de canelón. Para llevarte seis fiambreras para pasar feliz el invierno.
De principal fui de cabeza al plato vegetal. Precioso plato, también, con verduras de temporada: Coliflores y zanahorias de colores, brécol, napicol, bisalticos, minúsculas hojas de acelga… y coronando trufa negra rallada al momento. Todo ello sobre un ligero fondo de vainas de guisante con un toque chispeante de curry. Una delicia de plato de verduras, con todas ellas cocidas en su punto.
Para terminar, y de postre, una peculiar versión del arroz con leche. No me terminó de convencer este postre, pero es que a mi lo del arroz inflado no me va, no es que el plato tuviera problema alguno.
Vino tienen, como os decía, y como esta vez no tenía que conducir pues venga con un par de copas. Le explicas a la muy amable persona que te atiende (Lucas) cuáles son tus gustos y no gustos, le da una pensada, te propone, te da a probar. A gustito con las copas de “Con Viento Fresco” y “Missatge en una Ampolla”.
Todo este asunto feliz del EPP, los aperitivos, las dos copas de vino (5 EUR/ud) y botelluca de agüita del grifo por unos bien apañados 56 EUR.
Nota especial al pan: Del cercano Obrador San Francisco. Una delicia de pan. Que no por sabido y esperado no merezca ser reseñado.
PS Ouch. Se me olvidó mencionar que con la cuenta llega también un coquetuelo mini-financier.
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Qué son los “bisalticos”? El diminutivo de lo que ahí llamáis tirabeques?
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Te van a quitar el carné de maño #ylosabes 😂
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Chico, que me cuesta ver a un madrileño llamando a los tirabeques bisalticos!
🤣
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… soy un “sinpasaporte”… Y cuanto más mezclo, ¡ mejor ! Cucha ahora que estoy liao con el libro “Nostra Cuina (…)”. Lo mismo te suelto floricol que alficoz; Stollen, bisalticos, langosh. Mullador y kimchi. Mientras termino de templar, rait nau, un cassoulet.
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Tás fatal
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Qué ganas le tengo. No me convence lo del menú, porque a mí el postre… pero si se puede pedir a la carta…
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Sin problema con lo de la carta. De hecho es lo primero que te anuncian, y después ya te sugieren lo del EPP.
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