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Local situado algo alejado del meollo lisboeta, en un barrio que parece lleno de locales modernitos y/o alternativos y que parece habitado por bastantes expatriados.
Es un bar-restaurante dedicado al vino natural (desconozco si todo o parte, pues no tiene carta de vinos) y con una serie de platos-tapas de precios ajustados, pues ninguno de los platos pasa de los 10 euros.
Cocina agradable, moderna, que no se bien cómo calificar. Buscando sobre todo impulsar la parte sabrosa, bien en general, aunque algunos platos les daría una vuelta:
– Polenta, tomate fermentado y parmesano, plato con ingredientes sencillos potenciando el sabor.
– Col con cacahuete en distintas texturas. Plato muy original y con buena idea de base, la col viene acompañada de cacahuete desmigado y por otro lado con una especie de satay. Como digo la idea es buena, porque con dos ingredientes principales consigues un plato complejo y además vegetal, pero que le daría el pego a un carnívoro recalcitrante. El problema es que para mí le falta col y le sobra cacahuete.
– Corvina con caldo dashi y bimi. Un plato muy fino y elegante.
– Choripan con chimichurri. Aquí todo lo contrario, buscando la gochez. Rico.
Al no tener carta de vinos, pedimos algo tinto, con frescor, dando Bairrada como arquetipo y que no pasara de los 30 euros. Nos traen un Las Vedras Pero Negro, un tinto fluido de la región de Lisboa, con un punto salino.
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