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Costó encontrar lugar para comer ese domingo. Cerraban bastantes ese día y, la verdad, ya huyo de manera muy explícita de los “brioche-anguila-torrezno…” y demás estándares quintagamistas y seguimiento de modas. No-lugares que aportan menos infinito. Con todo ello en mente me pareció este un lugar razonable y sensato. Llamé por teléfono frisando el medio día y hecho, había sitio.
Y allá que fui. Suelo ser tempranero, de modo que cuando llegué no había cliente alguno. Luego sí, al poco tiempo comenzaron a llegar y la terraza se llenó en poquísimo tiempo. El interior no, y mira que tienen un salón bien espacioso. Pues a lo que iba, que llegué y me situaron en una de las mesas altas, junto a la barra, ya que presumieron (pues así me lo dijeron nada más llegar) que mi intención era comer algo rápido 🤷
… ya según llegas empiezas a ver que aquí pasa algo. Con los clientes no, pues el trato fue absolutamente correcto hacia todos, pero los de sala y cocina andaban a puñaladas, y tampoco era mejor entre los de la propia sala y la propia cocina entre ellos. Y el servicio todavía no había comenzado, que sólo estaba yo 🤦
En fin, vamos allá. Mientras reviso la carta me traen el agua que había pedido y un generoso aperitivo a base de patatas fritas (bolsa) y salchicha seca murciana (0,5 EUR en la cuenta). Reviso la carta varias veces y me cuesta un poco centrarme. Intento explicarme: Ves la vitrina de pescados, bien hermosos. Carnes. Eso y arroces es lo que parece sustentar su reputación… si bien en la carta no están. Y no es que haya una para barra y otra para los que están sentados. Van llegando otros clientes y van entrando las comandas: montaditos, entrecots, chuletas, filetes para los niños, patatas fritas… ¿A qué hora es el arroz que te encargamos? Bueno, me produce cierta disonancia el trinomio carta-comandas-lo que veo; sin dejar de lado que la relación sala-cocina ya no se va a enderezar…
Vamos al trantrán, a ver qué resulta. Venga, par de marineras (3,5 EUR/unidad), pulpo (7 EUR) y mejillón tigre (3 EUR/ud), así, como comanda del tirón. Bien ricas las marineras. Quizá, en conjunto, las que más me han gustado de las probadas. Llega el pulpo. Que resultaron ser dos trozos de pulpo del tamaño de una falange de mi dedo, pasados muchísimo de punto y acompañados de medio limón; y el mejillón, pues perfectamente prescindible.
Quizá escogí mal, si bien escucho las otras comandas y lo que piden no me apetece ni por el forro. Venga, la última y nos vamos. La especialidad: Alcachofas de la casa (6 EUR). Llegó en poco tiempo una alcachofa (una alcachofa) entera, de buen tamaño, en una salsa que la verdad prometía. Buen colorcito, algunos piñones, un poco de pimienta negra de más, pero aceptable. Me las prometía felices con la (una) alcachofa, hasta que metí el cuchillo y sigh… estaba pasada de punto por mucho (mucho, mucho). Sigh. Muy sigh 🤦
Asunto vínico. Veía vitrinas y vitrinas. Pregunté… y me dijeron blanco y tinto. En fin, como esto a mejor no parecía ir decidí probar el tinto joven (3 EUR/copa), de Jumilla creo recordar, y en fin, eso.
¡ Pues qué le vamos a hacer ! Esta desgana, con el añadido del agua y el servicio de pan por 25,8 EUR.
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Juer qué mala suerte macho, yo siempre digo que es difícil comer mal en Murcia.
Y no estaban abiertos esos clásicos infalibles tipo La Pequeña Taberna y tal?
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Sip, pero no encontraba referencias significativas que situaran en mejor lugar a unos que otros. Todos parecían en la misma línea, de modo que escogí este. Y es que como le decía días antes a una personita que me preguntaba por cómo encontraba buenos lugares: Besando muchos sapos.
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