Hay que ser rápido reservando catas
En la pasada edición de Vinoble 2018 se racionalizó el sistema de reserva de las catas monográficas o temáticas comentadas. En esta ocasión era posible comprarlas al simbólico precio de 18 euros a través de su web.
Hasta 19 catas distintas se ofertaron de plazas limitadas a 30 asistentes. Todas interesantes y apetecibles por lo que las entradas volaron y se agotaron rápidamente. Además la gran demanda hizo que el sistema informático se colapsara en algunos momentos. Aun así, fuimos afortunados y pudimos comprar dos de las más interesantes. La impartida por el Equipo Navazos el lunes a última hora titulada “De Miraflores la Baja a Macharnudo el Alto”. Y la del martes a mediodía impartida por Naiara López que llevaba por título “El Milagro de los Vinos de Hielo”.
Pero no pudimos optar a tal vez la más deseada, a la joya de la corona de todas las catas ofertadas, la propuesta por la bodega González Byass. La titulada Reliquias Líquidas, impartida y dirigida por el maestro Antonio Flores. Mi preferida y, sin ningún género de dudas la de otros muchos. Muestra de ello es que fue la primera en agotar sus plazas en los primeros minutos de su puesta a la venta.
Quien tiene un amigo tiene un tesoro
Esta gran decepción tuvo cura cuando el amigo Antonio Flores nos ofreció plaza para acceder a la cata paralela y simultánea que se celebró en la propia bodega para unos cuantos afortunados. Como sabéis el Alcázar de Jerez y la bodega González Byass distan escasos metros de distancia, están uno frente a la otra.
Se cataron los mismos vinos que en la cata de La Mezquita del Alcázar. Pudimos seguirla a través de una gran pantalla retrasmitida en directo para así poder ver y escuchar lo que el propio Antonio Flores iba contando sobre estos vinos excepcionales. En la bodega estuvimos magníficamente acompañados por la hija de Antonio, Silvia Flores.
La Solera Reservada y los Vinos Finitos
Los nueve vinos que pudimos catar pertenecen a dos colecciones distintas. La Solera Reservada de Tío Pepe y los Vinos Finitos de González Byass.
Permanecer en las manos de la familia González desde su fundación en 1835, ha permitido que en esta bodega se conserven auténticas joyas enológicas. Vinos singulares, escasos y muy especiales que merecen ser embotellados por separado.
La Solera Reservada de Tío Pepe es realmente un Club de Vinos que ofrece a sus miembros una selección exclusiva y escasa de vinos muy especiales. Los Vinos Finitos de González Byass es otra de las colecciones que recientemente ha lanzado la bodega para comercializar aquellos vinos de serie limitada, “finitos”. Se trata de una colección que ofrecerá vinos excelsos y únicos hasta agotar las existencias. Dos colecciones de antología.
Algunos vinos son reliquias líquidas pero bebibles y disfrutables. Desde hoy puedo deciros que estas dos colecciones están compuestas por vinos realmente emocionantes.
La Cata de Reliquias Líquidas
Hicimos la cata, como no, desde una de las salas de catas de la bodega González Byass. Sala de catas que te recibe a su entrada con una numerosa y singular colección de botellas de vino en miniatura.
Empezamos con…
Fino Almendroso Solera Reservada
Procedente de la bota número 92 perteneciente a las soleras fundacionales. Ha sido siempre la preferida de Antonio Flores y seleccionada por la familia González para su propio consumo. No en vano siempre destaca de entre las botas seleccionadas para El Tío Pepe en rama y por esa razón se decidió que merecía ser embotellada aparte.
Tiene cuatro años de vejez, crianza dinámica, 15% de volumen alcohólico y embotellado en rama. Supera los 500 mg/l de acetaldehídos y ¼ de la bota está compuesto por cabezuelas, ya sabéis, la flor muerta que se deposita en el fondo de la bota descompuesta por autolisis y que le otorga una especial cremosidad en boca al vino.
Amarillo dorado ligeramente turbio. En nariz es punzante destacando los aromas a frutos secos (almendras) y de panadería. En boca es seco, salino, sabroso y de final ligeramente amargo.
Buen comienzo.
Fino Añada 2010
Para elaborar estos vinos se han utilizado a partes iguales la uva de dos pagos distintos: La viña de la Racha en Macharnudo y la viña Canariera de Carrascal. Buscando la intensidad y carácter mineral de Macharnudo y el volumen y cuerpo en boca que otorga el pago de Carrascal.
Además también han querido “jugar” con la ubicación de las botas, situando al Fino Añada 2010 en la bodega Las Copas y al 2011 en La Constancia. Dos “terruños bodegueros” bien distintos.
Los vinos de añada lógicamente se crían de manera distinta a los de crianza dinámica. No hay refresco y por tanto no hay aportación ni de nutrientes ni de oxígeno para las levaduras. En ocasiones la falta de oxígeno se puede solucionar con “sacas falsas”, pero lo que no hay es aportación de nutrientes, muriendo las levaduras cuando alcanzan entre los 7 y 9 años de vejez por falta de los mismos.
Primera edición la del 2010 de los Finos de Añada. 8 años de vejez, 16% de volumen alcohólico y embotellado en rama. La del 2010 fue una añada climatológicamente húmeda dominada por los vientos de Poniente. El vino se fermentó en botas de roble americano.
Amarillo dorado y limpio. Muy punzante en nariz con aromas a levaduras y frutos secos. Boca sápida, intensa, fresca y directa.
Fino Añada 2011
Segunda añada de esta línea de vinos. 7 años de vejez, 15% de volumen alcohólico y embotellado en rama. Al contrario que la añada 2010, la del 2011 fue una añada más cálida y seca. La cosecha fue escasa pero de gran calidad. La fermentación se realizó en botas de roble americano.
Se aprecia más intensidad que en el Fino Añada 2010 tanto en nariz como en boca que es salino, largo y de final amargo.
Así pues, con la misma filosofía de elaboración nos encontramos a dos finos de estilos totalmente diferentes marcados tanto por la añada en la que nacieron, como por la distinta ubicación en bodega.
Amontillado Solera Reservada
La bodega González Byass siempre ha respetado los estilos bodegueros de cada una de aquellas bodegas que se integran en su grupo. Consiguiendo así mantener la identidad y filosofía de cada una de ellas. Este amontillado procede de la bodega Wisdom & Warter que se integró plenamente en González Byass a finales de la década de los 90. Sus soleras reposan de manera diferenciada en la bodega La Cuadrada y han mantenido el estilo de esta extinta bodega ofreciéndonos ahora un maravilloso amontillado.
Tiene un 19% de volumen alcohólico y más de 40 años de vejez media. Ambarino anaranjado, límpido y brillante. Nariz intensa y concentrada con tenues recuerdos yodados procedentes de su pasado biológico acompañados de aromas de avellanas tostadas y de barniz. Muy definido. En boca es sabroso, potente, salino y de final amargoso. Largo, casi eterno.
Me encantó este amontillado. Tal vez mi preferido de la cata.
Justo nos dieron las 11:00 catando este Amontillado de la Solera Reservada. Puntuales a “la hora del amontillado”… cumplimos con el dicho popular jerezano de “1 a las 11 y 11 a la 1” . ¿Casualidad? Conociendo a Antonio seguro que no, jejeje…
Palo Cortado Solera Reservada
Antonio Flores considera que un Palo Cortado no puede ser ni muy joven ni muy viejo para así poder ser fino en nariz y potente en boca, características que definen al Palo Cortado. Los vinos evolucionan y por tanto los muy jóvenes todavía no pueden ofrecer estructura en boca y los muy viejos pierden fineza. No admite que la clasificación del Palo Cortado sea definitiva a la largo de la vida del vino.
Es por ello por lo que ha seleccionado este Palo Cortado de tan sólo 20 años de crianza media procedente de una selección de tres botas de entre las soleras de La Cuadrada para formar parte de la colección de la Solera Reservada.
A la vista presenta un precioso color ámbar intenso, brillante y límpido. Ofrece una nariz delicada y suave a frutos secos y maderas finas, sin rastro de su escasa crianza biológica después de 20 años. La boca es poderosa, amplia, larga y muy glicérica. Aúna finura y elegancia.
Hoy en día los Palos Cortados no suceden, es la bodega quien escoge los mejores mostos caracterizados por su fineza y los desvía a la crianza oxidativa.
Oloroso Solera Reservada
Pasamos a los vinos de crianza exclusivamente oxidativa, a los olorosos. El gran vino de Jerez.
En este caso se trata de un oloroso escogido entre las soleras de olorosos de la bodega La Cuadrada buscando potencia y sapidez.
Volumen alcohólico del 21% y crianza en el sistema de criaderas y soleras durante 40 años. Presenta una nariz compleja, amplia, en la que predominan los aromas de ebanistería y especias dulces. En boca se muestra sápido con mucha estructura y largo, muy largo.
Un excelente vino de meditación.
Alfonso 1/6
Pertenece a la colección de vinos finitos y tan sólo se han embotellado 965 botellas de 0.50 litros. Oloroso procedente de 6 botas que nunca se tocaron. Es lo que antes llamaban un oloroso fino, procedente de mostos de primera yema. Seguramente hoy en día por su finura y elegancia en nariz, hay quien lo clasificaría como un palo cortado.
Volumen alcohólico del 22% y una vejez de más de 40 años. Merecido representante de un estilo muy característico en González Byass dominado por la finura y elegancia.
Sutilmente amaderado acompañado de aromas de avellanas, recuerdos avainillados y notas de barniz. En boca es pura finura, delicado y elegante. Un oloroso bien distinto al anterior pero igualmente disfrutable.
Dulce Palomino Solera Reservada
Un original dulce elaborado con uva palomino procedente del Pago de Carrascal. Se somete a sobremaduración en cepa y posterior asoleo de los racimos, el mismo proceso al que se somete a la Pedro Ximenez. Pero la palomino tiene menor poder de concentración que la PX y tan sólo alcanza 280 gramos de azúcar por litro.
Tiene un volumen alcohólico del 16% y una crianza de 31 años. A la vista presenta un caoba oscuro de lágrima densa. En nariz predominan los aromas de frutos secos y ligeros toques pasificados. En boca resulta sabroso y amable, sin acidez pero con unas notas finales amargosas que lo hacen bebible y nada pesado.
Una rareza muy disfrutable.
Pio X Moscatel 1903
La bodega González Byass le dedicó al Papa Pio X un moscatel muy viejo con motivo de su coronación en el año 1903. Vino perteneciente a la colección de “finitos”.
Volumen alcohólico del 9% y una vejez mínima de 115 años, aunque seguramente serán muchos más. Sólo quedaban 90 litros de toda una bota de más de 80 arrobas, por eso se decidió embotellarlo para no correr riesgos. Es otro de los vinos finitos, se han embotellado sólo 120 botellas, de las que salen a la venta sólo 100 al precio de 1800 euros cada una y las 20 restantes las reservan para catas.
Moscatel menudo blanco prefiloxérico sin encabezar. Sorprenden sus datos analíticos, una acidez de 10 gramos de acidez total y una volátil muy baja hacen que a pesar de los 700 gramos de azúcar por litro que ha sido capaz de concentrar siga siendo un vino bebible y disfrutable.
Una reliquia que todavía es capaz de dar placer.
Dado lo escaso, lo catamos en pipeta. Dulce, intenso… ¡Catando historia líquida!
Para despedirnos, terminamos la cata con el “rito del pañuelo”. Una práctica de antaño, empapar con unas gotas de nuestro Jerez preferido el pañuelo para poder disfrutar de su perfume durante semanas.
Al escribir este post y recordar la cata me doy cuenta del privilegio disfrutado y de cuán afortunado fui al asistir y disfrutarla.
¡Muchas gracias Antonio, eternamente agradecido!
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Y me tengo que enterar por aquí lo gamberro que eres José, jajajajajaja.
Menuda peazo de cata y de grandísima oportunidad, además de verte rodeado de buenos catadores ;-)))))
Gracias por ponerme los dientes largos y los ojos llorosos.
Un abrazote!
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