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Comida dominical en la capital y muy mala suerte al ser domingo. Del listado de aquellos que tenía ganas de conocer, muchos cerrados por ser domingo o por vacaciones (febrero es un mes propicio a ello en tierras valencianas, una vez superadas las fechas navideñas y previo a las fallas que inician la temporada alta por estos lares). Por referencias de alguien de la ciudad nos decidimos a reservar aquí.
El local se denomina escena restaurante & night club y ofrece la posibilidad de comer y, además, los sábados noche hay espectáculo con música en vivo o con djs. La decoración intenta recrear el ambiente de un club de variedades de los años veinte. La idea es buena, pero el resultado fallido. Sí que evocan esa época las paredes que rodean el amplio comedor, de planta prácticamente cuadrada, forradas de una especie de terciopelo azulón y las mesas anexas a ellas que conforman pequeños reservados con bancos corridos. Menos acertados el pavimento y las luces del local de aire muchísimo más modernas que no “casan” con ese estilo vintatge. Tal vez las lámparas de lágrimas cuadrasen más con el aire que se le quiere dar.
Parece ser que en el local oficiaba hasta hace poco Ángel Carrero, cocinero que pasó por el reality Masterchef (desconozco qué edición). Consultando en la red, nos enteramos que alcanzó la final. Según parece, no lo puedo asegurar, ya no está él en el plantel y, fruto de ello, supongo, ahora no nos ofrecieron ninguna opción de menú y sólo pudimos elegir las propuestas de una carta realmente escueta (no más de diez platos). Tomamos:
– Steak tartar: Aunque el resultado final fue bueno, me choca un tanto el hecho de que llegase a la mesa nada más realizar la comanda al personal de sala, como si lo tuviesen ya preparado, cosa que chirría un poco. No exijo ni muchísimo menos que se prepare ante el comensal, pero si se tiene la carne cortada por un lado y el aliño preparado por otro no se tarda mucho en mezclarlo al instante y se evita una sobrecocción del mismo. A pesar de ello, como digo, me gustó. Acertado el toque picante.
– Alcachofas fritas con foie: Perfecta la textura y cocción del vegetal aunque prácticamente imperceptible la presencia del foie. La cocina está a la vista y ciertamente pude ver al cocinero rallar foie sobre nuestro plato, pero una de dos, o se precisa una mayor cantidad o esta pieza andaba falta de sabor.
– Tortilla baga de setas y rúcula: La primera sorpresa es verla escrita así en la carta. Conozco las tortillas vagas (con “v”) que son aquellas que se cocinan únicamente por un lado, dejando en el otro, el huevo sin cuajar, es decir, sin voltearla. De ahí lo de vago o vaga. Aquí se enuncia con “b”. Segunda sorpresa. Efectivamente ésta no era una tortilla vaga pues estaba totalmente cuajada, incluso en exceso, y sobre ella un rico revoltijo de setas y rúcula. Conjunto bueno, pero decepción en el concepto.
– Canelón de carrilleras: Muy rico. La carne perfectamente estofada y desmigada y muy rico el caldito que acompaña al canelón: un fondo cárnico reducido con una interesante carga sápida.
– Tarta de queso azul: se prepara con queso stilton y se sirve sin confitura alguna. Muy acertada en cuanto a textura y sabor para los auténticos amantes del queso.
La carta de vinos es exigua y, además, algunas referencias no las tenían. Para salir del paso tomamos un Ramón Bilbao edición limitada que cumplió sin más. Personal voluntarioso y amable aunque un tanto falto de rodaje y de naturalidad (un poco se vino derramado al servir, error en la cuenta final, etc).
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Anda! Y lo de “baga” entonces de qué viene? No lo pillo
P.D.: Tío, no haces más que enseñarme sitios en Valencia, te voy a tener que enseñar yo a ti alguno en Denia…
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Yo tampoco lo entiendo. Bueno, este sitio no es justamente de los que se haga imprescindible rendir visita, je je.
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Pues yo tampoco lo conocía, pero sí, bien leído con saber que está 😉
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