Una tortilla de patatas

Es posible que la tortilla de patatas no sea nuestro plato más internacional, pero posiblemente, haya consenso patrio en que es casi nuestro favorito.

La situación que estamos viviendo es excepcional, generando no solo riesgos, también angustia e incertidumbre, pero si lo vemos por el lado positivo, disponemos de más tiempo, del cual podemos dedicar, entre otras opciones, a cocinar. De hecho, a través de los medios de comunicación la mayor parte de los grandes chefs españoles y muchos restaurantes nos están regalando sus recetas y trucos, para usar, amortizar ese tiempo, aprender a cocinar e incluso para acostumbrarnos a comer mejor.

Hoy pretendo ir mas allá y, lo mismo que se dice siempre que un cocinero debe saber elaborar bien unas lentejas y un guiso, pues para poder innovar debe tener una buena base, estimo que en cada uno de nuestros hogares, todo el que se ponga delante de un fuego con intención de cocinar debe saber hacer unas croquetas, un bizcocho o una tortilla de patatas.

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Y hablando de tortilla de patatas, de la cual os voy a escribir hoy, os comunico que la tortilla es para un 47,5% de los españoles su plato preferido, situándose en segundo lugar la paella, pero con una desventaja del 20%.

Historia de la tortilla de patatas

Sobre su origen concreto, durante bastante tiempo se atribuyó al general carlista Tomás de Zumalacárregui o quizás a una mujer que le obsequió a su paso por Estella, la famosa tortilla como remedio para el hambre de sus tropas en el sitio de Bilbao, en junio de 1835.

Actualmente está tomando más vigor la hipótesis de que la tortilla de patatas nace en Villanueva de la Serena gracias a la colaboración de José de Tena y el marqués de Robledo, que de este modo contribuyeron a mejorar la alimentación de un pueblo económicamente deprimido.

Lo que está muy claro es que la tortilla de patatas nació de una conjunción muy simple, que consta de unas sencillas patatas con unos básicos huevos, y este matrimonio, desde finales del siglo XVIII y principios del XIX, ha constituido una sencilla fórmula de supervivencia que, con el tiempo, ha logrado constituirse como una base de la cocina popular española.

Receta de una tortilla de patatas

Llegado a este punto, será difícil el acertar con las preferencias de cada uno de los adeptos a la tortilla de patatas. Si nos centramos en los componentes, unos prefieren las patatas de tipo agria y otros las de tipo monalisa. En cuanto al aceite hay defensores del uso del aceite de girasol mientras muchos defiende el aceite de oliva y, si lo queremos complicar aún más, podemos pensar en manteca de cerdo. ¡Ah¡ ¿Le ponemos cebolla?

También nos podemos preguntar en el momento de la elaboración, si batimos mucho o poco los huevos, cuánto tiempo reposar las patatas ya fritas con el huevo batido, si la cuajamos en mayor o menor grado o si queremos que se presente blanquita o con “la cara” ligeramente dorada.

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Ante tanta disyuntiva, y como hay tantas combinaciones posibles, os recomiendo que barajéis en familia las opciones y posibilidades que os he expuesto y os hagáis la idea de vuestra tortilla preferida.

Patas monalisa para la tortilla

Estimo que aún tenéis en vuestras casas suficientes productos para su elaboración, dado el acopio que se ha realizado para estas fechas, pero si no fuese así, podéis agudizar vuestro ingenio, y os dejo como ejemplo lo que quedó reflejado en el libro Cocina de recursos (deseo mi comida), Barcelona, 1941, donde el cocinero y escritor Ignasi Domènech, que inventó y relata “las chuletas sin carne y la tortilla de patatas sin huevo y sin patatas”. Las patatas se sustituían por mondas blancas de naranja (entre la piel y los gajos) echados en aguas desde la noche anterior y, a falta de huevo, hacía una gachuela de harina y agua a la que agregaba una pizca de colorante para fingir el color de la yema”. Otro día os escribiré lo de las chuletas.

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Reflexión

Os dejo con una frase del escritor catalán Luis Racionero:

“Cuando tú has visto que existen otros estados de percepción diferentes del que te produce el consumo de la tortilla de patatas entonces entiendes mejor lo que hay después de la vida.”

“Matad” un rato de vuestro tiempo con esta reflexión.

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Dani C.
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Muy bueno, Gabriel. Un post muy de esta época. Yo ya llevo hechas unas cuantas en confinamiento. Es un plato que gusta a todo el mundo. A mí me gusta cuajado medio y sin cebolla, por si quieres hacer alguna estadística 😉

¡Qué curioso ese origen que citas en Villanueva de la Serena! No lo había leído nunca.

Aurelio G-M
Usuario

Ahhhh la tortilla de patata!!! Por cierto, ¿tortilla de patata o tortilla de patatas? Yo siempre lo he dicho en singular, creo que no hay consenso al respecto.

Gabriel, ahí va mi tortilla favorita:

Cuajada pero jugosa, gruesa (no extra-gruesa), con apresto, sin cebolla, patata agria, aceite de girasol, sentidita de sal.

Pero… ¡me gustan todas!, las de cualquier tipo si están hechas “con fundamento”