Araneta



Ubicación: Meaga Errepidea, 8
       Zestoa (Gipuzkoa)
       España
Código Postal: 20749
Teléfono: 943148092
Horario: Abre todos los días de la semana
Menciones:
Tipo de cocina: Asador y Vasca
Te puede interesar: Con vistas y Fácil aparcamiento
Web: http://www.aranetaerretegia.com/
Precio estimado: 65,00€

Valoración media :  
5 stars   0
4 stars   1
3 stars   0
2 stars   0
1 stars   0
4 estrellas de 1 Valoraciones
Cocina 4 4
Servicio 4 4
Local 4 4
Servicio del vino 4 4
Relacion calidad-precio 5 5
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7 comentarios sobre “Araneta

  • el 12/08/2021 a las 06:17
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    Desde que leí un artículo en el que se catalogaba a este relativamente nuevo restaurante (5 años) como uno de los mejores asadores de Euskadi, me moría de ganas de ir. Porque a esto hay que sumar que se encuentra en los montes de Zestoa (Cestona), en la carreterilla que conduce a Aizarnazabal, una zona que he frecuentado mucho y a la que profeso auténtica devoción, tengo ahí grandes amigos, de los “de toda la vida”, con los que he pasado momentos inolvidables por esos montes y caseríos, por Zestoa y “alrededores”.

    Además su chef y propietario, Joseba Odriozola, es zestoarra, así como su ayudante, Eloy Larrañaga. Ambos se formaron en las parrillas del Kaia Kaipe, en la vecina Getaria.
    Joseba Odriozola, pese a su juventud, tiene ya un gran reconocimiento en el sector, habiendo ganado numerosos premios, entre los que cabe destacar: Mejor Parrillero Premios Talento Gastro 2020 / Campeón del Campeonato Euskal Herria en Asado de rodaballo en el Festival Zarautz Parrilan 2019 / Ganador del Campeonato Nacional de Parrilla (txuleta) en el Congreso Donostia Gastronomika 2017.

    El restaurante está ubicado en pleno monte, en un alto desde el que tienes buenas vistas del valle, lástima que parte de ellas estén protagonizadas por varias factorías. Las potentes instalaciones son modernas, combinando elementos actuales con antiguos, intentando no perder ese aire tradicional, no sé si con mucho éxito. A mí la sala, amplia, cómoda y bien dotada, me resultó un poco desangelada. Otro año, si el tiempo lo permite, intentaremos ir a la terraza.

    El tipo de cocina, fácil de deducir por lo ya expuesto, es ni más ni menos que la de un asador guipuzcoano, con pequeñas concesiones a la actualidad. Basa por tanto su oferta en la parrilla, para la que usa carbón vegetal ecológico proveniente de madera de los bosques aledaños. Y en la parrilla trabaja, a las mil maravillas, tanto pescados como carnes. Pescados, los que entran en lonja (Pasajes y San Juan de Luz, va el propio Joseba a comprar todas las mañanas con su camioneta isotermo), y carnes, de la reputada y solvente Cárnicas Goya. Producto excelso por tanto, al que hay que unir los vegetales para ensaladas y guarniciones que obtiene de su huerto propio sito en las inmediaciones del restaurante.

    Éramos 5 comensales bien avenidos y pedimos para compartir, confeccionándonos nuestro personal degus:

    —————
    Colas de cigala rebozadas
    Tartar de txuleta
    Txipis fritos de nuestra costa con ali-oli
    Lenguado a la parrilla
    Rodaballo salvaje a la parrilla
    Txuleta a la parrilla
    Tabla de quesos
    Tarta de queso
    Pantxineta

    —————

    Salimos francamente satisfechos tanto por lo comido, como por el trato, como por lo pagado, pues tiene una excelente RCP.

    Entrando en detalle, los principales, que son los importantes como su nombre indica, superan a los entrantes y postres.

    En cuanto a los entrantes, las colas de cigala rebozada tenían su gracia; al tartar de txuleta, aunque la carne era estupenda, le faltó algo de chispa; y deliciosos los txipis fritos de nuestra costa con ali-oli.

    En los principales destacar el lenguado a la parrilla (una de las “reinas de la casa”, dicen ellos, y no se equivocan), con un saborazo tremendo, qué frescura, y con esa textura carnosa punto tirante. El rodaballo salvaje a la parrilla, que salió después, quizás debía haber salido antes, pues pese a que su textura era insuperable, con esa carne fina, grasa y envolvente, su sabor quedaba por debajo del lenguado. Y la txuleta a la parrilla, pues muy rica, no es la mejor txuleta que me he comido en mi vida, pero muy rica, sin un pero, con buen sabor y excelente punto de cocción, de libro, con sus tres reglamentarias tonalidades bien marcadas y proporcionadas (marrón/gris rosáceo/rojo intenso).

    La carne, según me comentaron Joseba y Eloy, no la maduran, no siguen la moda actual de largas maduraciones, sino que se decantan por la mínima maduración tradicional. Aquí quizás nos equivocamos, pues pedimos la txuleta “normal”, pensando que la “premium” era más madurada, y no, la explicación que me dio Eloy posteriormente fue que era más veteada, con la grasa más infiltrada, mucho mejor, vaya.

    La carne iba guarnicionada con una fuente de patatas fritas buenísimas, y otra de pimientos del piquillo… de otra dimensión, qué locura, merecerían ser un plato principal. Pimientos del piquillo de Lodosa que Eloy (me lo chivó este zestoarra salao) asa para posteriormente confitar sin prisas con chorrito de Cointreau y de Soberano. Insuperables.

    La tabla de quesos, mucho nivel, de la zona, un idiazábal, otro idiazábal muy ahumado, un azul y un hipermadurado extraviejo salvaje, lástima no haber preguntado sus nombres, me encantaron los cuatro.

    Los postres, ya no sé si por el festín previo, pero me resultaron anodinos, tanto la tarta de queso como la pantxineta.

    Apartado vinos, pues bebimos muy bien. La carta está poblada de referencias sugestivas y a precios excelentes, cargan muy poco. Rioja monopoliza excesivamente los tintos (solo 4 tintos no Rioja o Ribera, aspecto de mejora a futuro), bien los blancos (interesante la variedad de txakolis de Getaria, que tiene subsección propia) y correcto el capítulo de espumosos. Comenzamos con un espumoso local a base de hondarribis “suaves” que generó división de opiniones, a mí me gustó, Eugenia de Txomín Etxaniz, con la elevada acidez que se presuponía, si bien es cierto que el carbónico no estaba integrado como toca; seguimos con un torazo que siempre tiene una RCP inigualable (aquí más todavía) Románico 2019; continuamos con un rioja que me sorprendió por su opulencia y punch, Predicador 2018; y pinchamos con el último, yo creo que más por el orden de salida que por otra cosa, otro rioja, un Suzzane 2018, al que seguro que le faltaba botella, todavía la acidez muy afilada y algo desestructurado, se quedó en paños menores tras el pedazo de Predicador.

    El servicio, local, fue amable y correcto en todo momento, rápido, gente implicada con el proyecto.

    Bueno pues eso, que volveré sí o sí, intentaré que sea en terraza, repetiré lenguado, pediré algún azul (a un “rarito” de la mesa no le gustaban los azules, qué se puede esperar de alguien al que su pareja no le gusta la cebolla ;-), por ejemplo esa ventresca de bonito a la parrilla, como debía estar, diosssss) y por supuesto probaré la txuleta premium (diga lo que diga el incombustible Uralita)… a la que acompañaré con doble de pimientos.

    ¡Aúpa pues, oyes!

    Valoración media 4 4
    Cocina 4 4
    Servicio 4 4
    Local 4 4
    Servicio del vino 4 4
    Relacion calidad-precio 5 5
  • el 12/08/2021 a las 05:55
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    Si que lo he probado Aurelio , coincido contigo que el carbónico molestaba un poco al principio “burbujas gordas”,después agradable y refrescante,que quieres decir con lo de hondarribis “suaves”?

  • el 12/08/2021 a las 05:54
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    ah , sera una reminiscencia del pasado, hoy los buenos productores hacen una viticultura precisa con el que casi todas las vendimias hacen madurar muy bien todas la uvas ,obviamente salvando las distancias …algún año con este clima norteño .

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