No todos los héroes llevan capa

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Este debate contiene 5 respuestas, tiene 6 mensajes y lo actualizó  Jose Ruiz hace 3 años, 10 meses. This post has been viewed 3158 times

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  • #9640

    Javier
    Participante

    Mucho se ha hablado de los desastres a los que nos está llevando esta pandemia. Mucho se ha hablado y mucho más, me temo que se seguirá hablando. Nos hemos acostumbrados a los números, números fríos, impersonales y que, al tener la magnitud que tienen, me temo, que muchas veces no nos damos cuenta de lo que de verdad significan. No voy a escribir del tema sanitario, para eso ya hay otros sitios y, además, allí lo único de lo que podemos hablar es del día de la marmota. Insisto, no es este el lugar. Siendo sincero, tampoco sé si que lo que quiero escribir cabría dentro de este foro. Si no es así, pido perdón a todos en general y, al mismo tiempo pido a los administradores de esta página que lo borren.

    Siempre he tenido admiración por los hosteleros. Si, así, en general. Creo que tienen una paciencia de la que yo carezco para aguantar a clientes impertinentes que, aunque está claro que serán minoría, no es menos cierto que existen en su día a día. Los he admirado por su enorme capacidad de trabajo, por hacer dos sesiones al día sin red en el caso de los restaurantes o por hacer una función continua diaria en el caso de los bares. Por la cantidad de kilómetros que hacen cada día en su trabajo, por su ingenio, por su imaginación, por su dedicación a servir a los demás. Y fundamentalmente, los he admirado, los admiro y los admiraré porque hacen felices a la gente. Siempre son copartícipes de nuestras celebraciones, nos dejan sensaciones que se graban en nuestra memoria y que permanecen con nosotros.

    ¿Quién no se acuerda de aquel plato que tomó en el restaurante X, o de aquella vez que, con tu pareja una cena se convirtió en mucho más que una cena? ¿Quién no se acuerda cuando de pequeños celebrábamos el santo de la abuela en Y, el cual por cierto hace años que ya no está y ahora hay una tienda de ropa?. ¿Quién no se acuerda de la primera cena solo con tu novia en ese restaurante que te morías por probar? ¿O quién no se acuerda de ese vino que Z nos dio a probar y nos llevo al cielo?

    Lo más difícil de tener en este mundo son las sensaciones. Y a los que nos gusta comer y beber, los restaurantes nos han llenado y nos llenan de sensaciones únicas. Porque ningún plato es igual a otro, porque somos capaces de hacernos kilómetros solo para tomar tal pescado o tal carne. Y esas sensaciones no tienen precio, porque lo que pagamos es lo material, no lo inmaterial. Y para mí, un Restaurante me da más cosas inmateriales que materiales. Puedo estar equivocado, pero lo que yo he sentido en esos lugares, solo lo he vivido (dentro de actos sociales) en mi campo, en mi casa, en Mestalla (solo hace falta ver mi avatar). Y los restaurantes no son entes etéreos, tienen nombre, desde el pinche hasta el dueño. Son personas, muchas veces anónimas (ya se sabe que si no estás en la Michelin no existes, tiranía de la cual ya hace mucho que paso olímpicamente). Y en este escrito quiero decir que, la situación tan dramática que nos ha tocado vivir (agravada por la incompetencia e ineptitud de quien tenía que tomar el mando), ha provocado que, en mi opinión, los hosteleros han pasado de ser Admirados, a Héroes.

    Porque hay que ser héroe para aguantar lo que han aguantado y lo que están aguantando. Porque hay que ser héroe para seguir subiendo una persiana que, de forma sistemática otros se empeñan en que se baje. Porque hay que ser héroe para seguir pidiendo ICOS para poder aguantar lo que para ellos es su modo de subsistencia.

    Quisiera decir públicamente que, para mí, hoy admiro más que nunca a los Restaurantes y a sus trabajadores. A los que conozco, a los que no conozco, a los que visito con asiduidad, a los que no voy a ir nunca, a los que he ido y no volveré (por las razones que sean), a los de cocina de mercado, a los de fusión, a los de la tradicional, a las pizzerías, a las arrocerías, a los asadores… A todos sin excepción les doy mi reconocimiento absoluto y a todos, sin excepción, les traslado mi profundo agradecimiento por ser Héroes sin Capa. Y los mejores héroes son los que no llevan capa.

    Por un 2021 en el que volvamos a compartir sensaciones, que es lo más bonito que se puede compartir, en vuestros negocios, en vuestros restaurantes, en vuestras casas.

  • #9642

    Aurelio G-M
    Jefe de claves

    Juer Javier, no lo había leído hasta ahora.

    Me has emocionado. Me has puesto la piel de gallina y me he identificado con todo lo que has escrito, es que no puedo estar más de acuerdo.

    Comparto tu reconocimiento absoluto a esos “Héroes sin capa”, los que invierten en hostelería, los que nos cocinan, los que nos sirven, los que nos cuidan y eligen los vinos, a todos los que forman parte del engranaje, incluyendo a sus proveedores, a los que les venden los alimentos a ellos, a los que les venden los vinos, a los que…

    Un brindis por todos ellos, porque salgan todos adelante y, egoístamente, porque nos sigan haciendo tan felices!!!

     

    P.D.: Por supuesto que caben aquí estas opiniones, faltaría más, aquí cabe todo mientras se respete al resto, algo que tú siempre haces, es más, es un placer leer tus opiniones por aquí.

  • #9645

    Dani C.
    Jefe de claves

    ¡¡¡¡¡Bravo!!!!!

    ¡Qué alegato más auténtico! Visceral, en el buen sentido de la palabra. Aplaudo y subrayo todas tus palabras, Javier. Sin duda la hostelería se resiente y se resentirá y tengamos claro que muchos abrirán por puro amor a su oficio, porque les queda una temporada de no dar números, de mantener sueldos y alquileres y llevarse muy poquito a casa. Volveremos a aquello de que “con que me dé de comer” suficiente. Muy triste toda esta crisis que, esperemos, pase lo antes posible y podamos volver a disfrutar de nuevo de la mejor compañía en los mejores entornos: los restaurantes, bares, tascas, tabernas y tugurios que tantas alegrías nos han dado siempre.

    Un fuerte abrazo y mi aplauso a la hostelería.

     

    La vida es tan aburrida sin picante.

  • #9650

    oscar bilb
    Participante
    1. Totalmente de acuerdo, y este de la hostelería, junto con las panaderías, que hacen el pan como dios manda, no congelado, son trabajos muy exclavos, de horas, festivos, etc.
  • #9653

    bluffant
    Participante

    Me encanta el escrito y suscribo cada palabra que aquí nombras, la hostelería es sacrificado de narices ya no solo por la atención al público que de por sí no ha todos se les da bien, sino por los horarios interminables, por las cocinas estrechas, por las comidas del servicio a corre prisa y a horarios intempestivos, por doblar turnos, por guardar la sonrisa, por callar  ante impresentables, por tolerar memeces y por sacrificar en muchos casos tiempo con la familia, pues además la pandemia, bueno la pandemia y sus gestores, lo políticamente correcto el tirar balones fuera y espolsarse la caspa y tirara hacia otro lado.

    Están pagando pagando los platos rotos y señalados en multitud de ocasiones como uno de los focos principales.

    Pues mi apoyo total al los hosteleros que levantan la persiana todos los días y pelean como tigres, hoy en día son héroes en estas circunstancias tan duras.

     

  • #9661

    Jose Ruiz
    Participante

    Sea!
    Y que sea pronto por favor, los hay con muy poca capacidad de aguante a estas alturas.

    Publico en www.vinowine.es

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