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Compré estos choricinos a la sidra hace ya casi tres años tras comer gozosamente en el Tierra Astur del bulevar El Vasco de Oviedo, en la tienda que tienen en la propia sidrería.
Cargué muchas cosinas, de las que he dado buena cuenta, de todas, menos de esta, porque le tenía más miedo que a un nublao, pues hay pocas cosas en el mundo que me sienten mal, y una de esas pocas es el compango con el que se cocina la fabada. Me puedo comer tres platos de fabada y tan pancho, pero como se me ocurra comerme el chorizo y/o la morcilla… me pego toda la tarde acordándome. Y chico, cada vez que iba a echar mano de esta latilla de choricinos, me “acompangaba”.
Hasta que el otro día, en un irracional arranque de antojo y de ímpetu, armado de coraje, abrí la lata y… ¡buahhhhhhh! Quéeeeee cosa más rica y qué bien me sentó.
7 – 8 pequeños choricinos redonditos, con un sabor como muy natural, intenso pero sin desmadrarse, el ahumado marcadito y la acidez controlada, bailando en una sidrina que se cuela en tus papilas festivamente. Nada que haga sospechar que es un producto enlatado, si me lo sacan en algún bar en Asturias, hubiera colao como algo casero.
Top.
P.D.: Cómo me gusta el término “choricinos” 😍
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Me has recordado un par de cosejas. Por un lado, que hace un millón de años que no paso por un lugar clásico madrileño. Reketeclásico. De los que en alguna ocasión ha salido en las películas españolas de las de “Cine de Barrio”. ¡ Seguiremos informando !
Y por otro lado… ni confirmo, ni desmiento, que en el congelador tengo aceite de chorizo, de ese de conservarlos en “orza”, para usarlo con aviesas intenciones: Roux de unas croquetas o una lasaña, para unos molletes…
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