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La salsa Valentina tiene algo que engancha, un equilibrio perfecto entre la acidez del punto avinagrado, el punto ligeramente dulce, el picante. Para tacos, para carnes o para las famosas patatas con lima y Valentina, esta salsa nunca falta en casa. Su picor medio la hace apta para casi todos los públicos, incluso para los que no les gusta demasiado el picante.
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Se trata de la salsa más vendida en México, es como el ketchup de los mexicanos, pese a que no lleva tomate. También de gran popularidad fuera de sus fronteras, se puede encontrar casi en cualquier parte del mundo.
Su éxito proviene de su moderación y de su versatilidad, una lleva a la otra. Al tratarse de un picante muy suave, con un sabor no muy marcado, redondo y agradable, la capacita para servir de aderezo o guarnición de infinidad de platos.
Existe la Salsa Valentina Etiqueta Amarilla, que es la más común, y la Etiqueta Negra, que se publicita como muy picante pero no lo es, pica más que la otra, sí, lo que no quiere decir mucho.
Para casi todos los públicos, solo escapamos bien los que no toleran nada el picante, bien los que buscamos más caña, como es mi caso. Pero aún así, la uso de vez en cuando, nunca falta en mi cocina (la Etiqueta Negra).
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