Yogur Natural – La Caperuza


Productor: La Caperuza - España
Tipo de producto: Producto lácteo
Procedencia/Origen: Bustarviejo (Madrid)
D.O./Zona/IGP:
País: España
Precio medio: 4.00€ / Unidad
Elaboración: Leche de cabraEl frasco es de 720 g... lo que viene siendo un individual 😉
Premios:
Web: https://lacaperuza.com/

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6 comentarios sobre “Yogur Natural – La Caperuza

  • el 02/10/2020 a las 14:03
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    “—Paréceme, Sancho, que tienes mucho miedo.

    —Sí tengo —respondió Sancho—, mas ¿en qué lo echa de ver vuestra merced ahora más que nunca?

    —En que ahora más que nunca hueles, y no a ámbar —respondió don Quijote.”

    Yogur de cabra para los que no les gustan las cabras. Sí, ya sabéis, la cabra huele a cabra y todo lo light, pues eso, sabe a light. Buena textura de yogur de verdad, que los espesantes no son de este negociado, sabor a yogur y, aunque se nota que es de cabra no te golpea.

    Valoración 5
    Relación calidad-precio 5
    • el 03/10/2020 a las 11:33
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      Oño, y a contrario sensu… ¿a los que nos gusta el sabor a cabra se nos queda corto entonces?

      P.D.: Estoy leyendo un librín (1.300 páginas) muy interesante, llevo como un tercio del mismo, y qué casualidad que en el pasaje que estoy leyendo, se ha tratado el tema del talento, su aprovechamiento, la libertad y tal. Se trata de La rebelión de Atlas, de Ayn Rand, ¿lo has leído?

    • el 03/10/2020 a las 11:44
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      No he leído ese libro; no me suena.

      … posiblemente sí se quede corto de carácter caprino a quien le guste cabras-in-the-wild. Hay algunos de cabra y oveja que a mi me resultan demasiado agresivos. Me recuerdan en olor y sabor al olor del pelo del animal mojado en el establo.

      Saludos,

      Jose

      • el 03/10/2020 a las 12:04
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        A mí, cosas de Proust y su magdalena, me lleva con la velocidad del rayo a mis veranos en Zangandez, norte nortísimo de Burgos, de donde es originaria mi familia paterna. Tenía, tengo, dos amigos que poseían ovejas y cabras, muchas, Cuando por la tarde/noche el pastor las bajaba al corral, ellos cenaban rápido e iban a ordeñarlas, junto con el pastor, otro hermano pequeño, y sus padres. Como digo, eran muchas, por lo que su labor se eternizaba. Los otros dos o tres de la “minipeña” (todos los de esa edad del pueblo, no había más, 10 habitantes en invierno por entonces, ahora 0) les esperábamos pacientemente y a veces, las más, montaban en el coche sin ducharse. El olor que ahí se condensaba a oveja/cabra delasdeverdá durante esos 15 km era de tal potencia que, pese al frío de las noches norteburgalesas, íbamos con las ventanas abiertas para que mis amigos se orearan y nosotros no falleciéramos ante esa expansiva, invasiva y penetrante intensidad aromática. Con el tiempo ese inconfundible olor que tan bien has definido (leche, lana/pelo húmedo, paja, cagarrutas…) me empezó a gustar, y ahora me chifla, me vuelve loco, me enchila.
        Cosas de Proust… y de la edá.

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