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Llegué pelín apurado de tiempo. Los viajes, y mis despistes, son así. Con la ligereza inherente a las casas de comidas me encontraron hueco rápido. Casa de comidas en el mejor sentido posible, si es que pudiera tener alguno malo el término. Te cuentan y cantan lo que hay, si bien hay una pizarra bien grande contando lo propio. Idem con el vino, que parece tener aquí un trato más atento de lo que cabría esperar.
Venga, a lo amarrategui: Callos y croquetas. Ofrecieron elegir el orden, y como me resultaba indiferente convenimos que eligiera la cocinera a su mejor criterio.
Llegaron primero los callos. Sabor casero y cantidad gallega (un garbanzo más y el plato rebosa). Cesta de pan que te ubica; porque la sencilla cesta de pan de una casa de comidas gallega ya es infinitamente mejor que cualquier pan que te pongan en Madrid. Infinitamente mejor ¡¡ Y por mucho !! Después las croquetas. Caseras e impecablemente fritas, si bien algo anodinas.
Como iba todavía de camino les pregunté si podían ponerme para llevar un pedazo de empanada. Comprobaron si les quedaba y en poco tiempo llegaron con la empanada dentro de una caja ex profeso (novoyadecirdelivery, novoyadecirdelivery, novoyadecirdelivery) y una bolsa preparado todo ello impecablemente para llevar.
Todo este asunto, junto a una cerveza sin alcohol y café de pota, por unos cómodos 21 EUR.
Nota: Momento morirme de vergüenza porque no encontraba la cartera a la hora de pagar. No sabía si la había perdido o me la había dejado en el coche. Con toda la cintura y tranquilidad del mundo vieron cómo podíamos hacer y pude pagar con el móvil, que no es un modo de pago que tengan implantado. ¡¡ Todavía estoy colorao !!
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Pero la encontraste?
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Estaba esperándome en el coche. En su sitio. Sin moverse ^__^
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