Ubicación: Calle Gracia, 8
Albacete (Albacete)
España
Código Postal: 2005
Teléfono: 967215490
Horario: Cierra domingos. Noches sólo jueves, viernes y sábados.
Menciones:
Tipo de cocina: Actualizada y Manchega
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Web: https://www.restaurantecuerda.com/
Precio estimado: 27,00€
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Cuerda 1973, más conocido como “El Cuerda”, es sin duda mi restaurante favorito de Albacete. Ni es el más glamouroso, ni el más cool, ni el más popular, ni el más tradicional. Tampoco es el más céntrico. Ni tampoco el más bonito. Pero amigo, qué bien se come, a qué imbatible precio, y qué a gusto se encuentra uno allá.
Pilla a desmano, como a 15 minutos a pie desde Altozano, en una calle sin encanto alguno. El local es austero, con una sala diáfana decorada rústicamente, con ladrillo caravista hasta media altura y pared lisa blanca hasta el techo salpicada de recortes de prensa enmarcados, fotos, diplomas, y alguna pizarra con dibujos y leyendas a tiza.
A la entrada a la izquierda, empotrada entre la barra y la fachada, como escondida, han habilitado una mesa alta con banquetas. Ahí nos acomodaron a los tres miembros del Equipo A, SúperEquipazo A. Qué bien oye, #yosoydebarra y aquí te sientes en ella, pero con las ventajas de un reservado. Idealdelamuerte.
¿Y qué se come en el Cuerda? Pues lo que se viene denominando cocina tradicional manchega actualizada, muy cuidada, con brochazos de modernidad, con platos reinventados y plausibles creaciones. En su web tienen un lema con el que de algún modo se autodefinen, con acierto a mi juicio: “No existe modernidad sin tradición”
La carta es amplia y variada, con fotos de sus referencias, agrupadas en varios apartados: Los comienzos 1973 / Aciertos de juventud / Creatividad con tradición / Carnes y pescados / Nuestra cuchara / Ensaladas. Decidimos cenar compartiendo platos al centro, elegimos alguna cosita de casi todas las secciones quedando así la cosa:
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Atascaburras manchego
Pastel de puerros
Bollito centenario de moje
Buñuelo de cordero con crema de coliflor
Miguelito
Oreja de puerco
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Aquí todo está bueno oigan, muy bueno.
El atascaburras manchego, suavecito, muy bien presentado, con dos cortezas de piel de bacalao que le daban la vida tanto visual como gustativamente; el pastel de puerros, un must del Cuerda, tan poco atractivo como logrado, acariciante, sápido, equilibrado, con unas quisquillas que nadaban en la trabada salsita otra vez con el juego de contrastes aportando textura y punto salado; el bollito centenario de moje, un bocadillito de pan tipo bollo, de pisto manchego frío coronado con anchoas (otra vez jugamos con el salado y los contrastes), un alarde de franca y punzante frescura; con el buñuelo de cordero se empezó a poner la cosa seria, qué rico oye, estupenda textura del buñuelo, relleno con cordero desmigado y sobre una cama de crema de coliflor, muy bien emplatado; el Miguelito, obviamente versionando los celebérrimos dulces albaceteños llamados Miguelitos de la Roda, hojaldres rellenos de crema pastelera, en este caso contenían en su lugar codillo, y lo disponían sobre una salsa de setas y manzana, rrrrico, rico; y llegamos al culmen, aquí hemos venido a lo que hemos venido, oiga, a por la oreja, a la que por tal motivo dedicamos capítulo aparte.
La bautizan como “Oreja de puerco crunch para comer con las manos” y es una locura, es su plato icónico y uno de esos platos que llevo siempre en mi recuerdo. Cuando sale Albacete a la palestra, hay a quien le vienen a la cabeza sus navajas, hay a quien le viene su feria, sus gazpachos, su Pasaje de Lodares… A mí me viene la oreja del Cuerda. Se trata de oreja cocida con ajo y puerro, posteriormente cortada en lonchas finísimas y acabada en plancha muy viva. El resultado es como unas lascas de textura y grosor entre la tortilla de camarones gaditana y las guipuzcoanas tejas de Tolosa, que tienen el sabor mantecoso de la oreja y finura y ese crunch bestial. Alucinante que no sea más que oreja, la primera vez que la probé hubiera apostado a que llevaba algo más, no sé, alguna harina de garbanzos, huevo…. Nada, es únicamente la oreja cristalizada en su gelatina. Lo acompañan con un limón que siempre me hace dudar, pero si ellos que son los que saben lo ponen y lo usan, por algo será. Efectivamente, unas comedidas gotitas le van pintiparás, desengrasando con ese ramalazo ácido y líquido.
Buena carta de vinos, con generosa representación de tintos manchegos. El servicio del mismo, mejorable, con copas gruesas y bastotas y temperatura también mejorable.
El servicio de sala es por el contrario, muy destacable, pues lo capitanea Paco Cuerda, uno de los dos hermanos propietarios (uno en sala y otro con los fogones) un crack con mucho oficio, vivo, con conocimiento, y que aconseja bien, con desparpajo y cercanía.
LA RCP es como apuntaba al principio, imbatible. Si no incluimos el vino… ¡19 € por barba comiendo todo lo que he contado! Bueno, bueno, bueno.
Pues eso, que pasar por Albacete y no ir al Cuerda… es inconcebible para mí. Aunque costara el doble. O el triple.
P.D.: Por cierto, tuvimos que volver “a pijo sacao” para llegar al hotel antes de las 12’00h y que por un lado no nos denunciara la Guardia Civil por el tema del toque de queda, y por otro que a Cenicienta no se le convirtiera su vestido en harapos… y pudiera hacer su llamada a Sean Connery.
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Lo mejor la oreja como postre
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