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Lugar que todo quisque me referenciaba, y ciertamente el único en el que reservé con antelación “porsiaca”, y menos mal, porque estaba la ciudad hasta arriba de gente y sin reserva no habría sido posible encontrar hueco.
Carta corta, cuestión esta que me gusta; y claro, me apetece todo. ¡ Qué castigo el tener tan buen comer ¡ Pero hete aquí que te cuentan los “fuera de carta”, que también son un buen puñado y muy de apetecerte también todos. Sigh. Elegir es renunciar.
Vamos allá con unos níscalos guisados. Bien reconfortantes en una jornada bien fría. Sigo con un ravioli de pintada, que me dejó pelín frío. Ni bien ni mal. Y me quedé con ganas de algún plato de la carta, de modo que de postre (sic) me antojé de unos puerros a la brasa con almendras bien apañados.
Vino tienen, que vi pasar la carta varias veces a otras mesas, pero al indicar que tomaría vino por copas pueeees no me la mostraron. La elección quedó circunscrita a elegir por color y crianza; el asunto fuese con una copa del rosado Salvueros (2 EUR) y una de Abadía Retuerta (6 EUR). Sí, de Ribera. Yo, como Gurb, por no llamar la atención). Otrosí el agua no la cobran, viene en una botella con el logo del lugar y el pan es bastante razonable.
No sé, me quedé un poco ni sí ni no. Y el asunto fue de 78 EUR.
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Qué bueno Sin noticias de Gurb!
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¡ Qué carcajadas soltaba leyendo ese libro ! Me quedé, por siempre, con su coletilla: Por no llamar la atención 08-D
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Jajaja
Eduardo Mendoza me encanta, me he leído casi todo de él, me parece un tipo inclasificable, alterna novelacas de gran calado, con otras ligeras y desternillantes.
¿Quién diría que “Sin noticias de Gurb” y “El asombroso viaje de Pomponio Flato” las ha escrito el mismo tipo que “La ciudad de los prodigios” y “Riña de gatos”?
¡Qué grande!
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¡ Y Savolta !
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