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Llamativo restaurante en Konstanz (Constanza), una pequeña y privilegiada ciudad del sur de Alemania en el gran lago de Konstanz (Bodensee en alemán), que también baña con sus aguas a Suiza y Austria.
El restaurante está casi a orillas del lago, en la parte más histórica y céntrica de la ciudad, en un imponente edificio medieval del mismo nombre que el restaurante, Konzil. Fue construido en 1388, es muy curioso, robusto, de piedra maciza y madera, con tejado romo a dos aguas, y se concibió como almacén y base de comercio de mercancías, aunque posteriormente tuvo otros muchos usos, siendo incluso sede de un cónclave para la elección de un Papa.
Pues ahí, en la informal pero distinguida terraza, cenamos nuestro primer día en Konstanz. Hacía una noche espectacular y la vista era divina, con la estatua Imperia, icono de la ciudad, sobresaliendo en el horizonte.
La carta es amplia, basada en cocina tradicional alemana, un apartado de ella se centra en especialidades de la zona, y ahí atacamos:
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• Wurstsalat (Ensalada de salchichas de Lyon): Salchichas – Cebolla perlada – Encurtidos – Queso emental – Patatas asadas
• Hausgemachte gerollte Maultaschen (Raviolis de ternera): Ternera picada – Espinacas – Puerros – Perejil – Cebolla asada
• “Saure Leberle” (“Hígado agrio”): Hígado de ternera – Salsa de vinagre de hierbas – Patatas asadas
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Cocina “con fundamento”, buenos fondos, solidez, saborrrr. Muy bien, me esperaba yo algo más actualizado, globalizado, pero no, los tipos mantienen su tradición, luego vi que por aquí no es una excepción, hay muchos restaurantes con cocinas de este corte.
La ensalada de salchichas era contundente y sabrosa, aquí no se andan con chiquitas, vaya ensalada, eran salchichas tipo Frankfurt cortadas cual verdura en juliana, aderezada a modo de ensalada y con queso y patatas asadas, con ese plato ya cenabas; los raviolis de ternera -flipé que esto fuera un plato típico de la zona, pero es que realmente Konstanz está muy al sur, te metes en Suiza a pocos km- estaban también ricos, ricos, opulentos, con esa sápida salsa de carne; y el “hígado agrio”, plato que pedí con gran curiosidad al leerlo en la carta, fue la estrella de la noche, quéeeee bomba de sabor, pero finos, finos, acariciantes, lo de “agrio” viene por que van como cocinados en una salsa de vinagre de hierbas que le da un puntillo de acidez y frescura cautivador, no puedes parar de comer, no me dejé ni las patatas, por cierto, excelentes las patatas siempre en esta ciudad.
La carta de vinos era amplia, y como de costumbre, una muy variada y agradable oferta de vinos por copas: 6 blancos, 3 rosados, 7 tintos. Imperdonable despreciar esos blancos alemanes, pero no pedí blanco para comenzar, sino un cervezón, una pilsner, “pils” como las llaman por aquí, refrrrrrescante, y luego, sí, un par de copas de un tinto de la zona, joven, delgado, ligero y vivo: Wendelgartstropfle Spitalkellerei Spätburgunder Bodensee 2021, que armonizó de miedo con el guiso de hígado.
El servicio… pues no sé cómo decir, poco empático y aún menos proactivo, cumplen sin más, y muy justo. Al contrario de lo que presuponíamos, aquí en comercios, restaurantes y tal, no habla inglés ni el Tato, ni tampoco se esfuerzan, y si lo hablan, lo hablan fatal, peor que yo, que ya es decir.
Recomendable. Como tengo que volver, lo visitaré de nuevo porque, además de esa atmósfera tan guapa y esas vistas al omnipresente lago, había un guiso de carne que tenía una pintaca quepaqué, y viendo cómo cocinan el hígado y los raviolis, doy por descontado que va a estar de morirse.
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Lo del hígado ..! Qué pintas!! Probé este invierno un guiso de hígado en Bratislava, que me recordó a la asadurilla burgalesa de nuestros ancestros.mmmmmmmm
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Juer, seguro que estaba de miedo!!!
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Pues una lástima lo del servicio, porque el resto pinta muy bien. En las fotos tampoco se ve mucho gusto por el emplatado, pero oye, si están rico, está rico.
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Emplatado? Nada, como bien has observado, 0 cuidado y gusto, en éste y en casi todos los que visité en Konstanz.
Comer, muy bien en todos, servicio mejorable en general, y emplatado, lo dicho.
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