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La Cuina es de esos restaurantes a los que siempre te apetece volver. La clave es la pasión con la Santi Prieto vive la cocina, esa pincelada en cada plato en la que se percibe el arte del cocinero, el genio de un artista al que le gusta su oficio. No en balde ostenta una estrella Michelin en su restaurante hermano, Sents. Y si además de todo esto le añades un precio de escándalo y un buen trabajo en sala, comandad por el incombustible Ximo Prieto, la cuadratura del círculo existe y están en un pequeño restaurante de Ontinyent.
Siempre he ido a La Cuina a comer y de menú, o bien menú de mediodía o bien algún degustación, pero siempre he tenido ganas de probar las jornadas gastronómicas japonesas que ofrecen los hermanos Prieto todos los años. Y este año cuadraron los astros y pudimos juntarnos un pequeño reducto de los Bojos pel Vi, así que el vino corrió de nuestro cuenta y dejamos en manos del cocinero la selección de platos.
Santi ha viajado por Japón para perfeccionar la técnica y lo cierto es que se nota, hasta cuando se sale de la norma nipona y se pone en plan gamberro, como con el uramaki de berenjena, queso de cabra y miel, se percibe el buen gusto y el respeto por la técnica japonesa.
Al final, festival de sushi, una ostra con ponzu, algún bao divertido y las japobravas, que son para pedir una ración por persona, acompañadas de gamba en tempura y una salsa con kimchi. Todos los platos de sushi tienen el punto de arroz, perfecto, sin excesos de salsas innecesarias y buscando siempre la sobriedad de los sabores. Destacaría el sushi de vieira y miso a la llama y el de calamar y kimchi, imprescindibles si se visita el restaurante.
Mención especial para los postres, sobre todo el kakigori de coco, fresa, soja y almendra, un monocromático plato donde el coco es el gran protagonista, fresco y lleno de sabor sin excesos de dulzor. Como extra, tuvieron a bien sacarnos el sandwich de coco y chocolate, elaborado con leche de soja, buscando el público vegano y, desde aquí os lo digo, cualquier goloso que por allí se pase.
El servicio de sala, como siempre, excelente, atento, cercano y muy profesional. Mi más sincera enhorabuena por el nivel que mantiene un restaurante que, apartado del mundanal ruido, no ceja en su empeño de mejorar e innovar día a día.
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Sents me gustó, tengo ganas de ir a La Cuina, me cuentan que ha crecido más La Cuina que Sents desde que fui, hace como 5 años.
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Yo he estado en los dos varias veces.
Son muy diferentes, pero claro, si vas hasta allí y está abierto Sents, la tentación es demasiado grande.
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En Sents he tenido una de cal y una de arena… La Cuina más humilde nunca falla
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