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Tenía el recuerdo de nuestra primera visita, allá por 2008, de haber disfrutado de una buena langosta, tiradísima de precio en los alrededores de Salinas, en aquella ocasión nos llevó un familiar que nos hacía de Cicerone, y se trató de un chiringuito de playa. Si a eso le sumamos, el fiasco de la langosta que comimos el día de mi cumpleaños, pues el menú lo teníamos bastante claro.
Así pues decidimos repetir plan de ese año, visita a Puerto el Morro para avistar delfines rosas (bueno, no tan rosas), comida a base de langosta y cangrejo si por fin encontrábamos (aunque era el último día antes de la veda), y por la tarde visita a la Chocolatera y la Lobería en Salinas (curiosa historia que cuento más abajo).
En este caso, elegimos un restaurante un poco más pelucón en pleno paseo marítimo de Salinas (que posiblemente sea de los mejores de Ecuador a nivel de instalaciones y servicios), aunque bueno, ya se sabe que es relativizado, y se queda en un local funcional. EL servicio como siempre muy atento.
Disponen de dos cartas, una de platos tradicionales ecuatorianos (guatita, locro, ceviche, secos, etc.), y una más internacional, parcialmente peruana. Comenzamos con unas ricas canastillas gratinadas de verde rellenas de pulpo y camarón, y rematamos con un par de langostas de casi un kilo cada una (dos libras) a 40€ la unidad, precio acojonante (unos 45 €/kg) comparado con el que nos cuestan aquí, en ese tamaño, y de una calidad óptima, y para las niñas un muy buen risotto de pulpo y camarón, y unos fetuccini de pollo que no desentonó, en raciones generosas que nos permitió probar a todos ambos platos.
En cuanto a la bebida, pues lo de siempre, una cervecilla por aquí, una michelada por allá, y una botella de vino blanco peleón.
* La Lobería, no es otra cosa que la única colonia de lobos marinos en el Ecuador continental, con la particularidad de que se trata de únicamente machos, ya que es donde se refugian para alimentarse, curarse y reponerse, todos aquellos, que derrotados en las colonias reproductivas que hay en Perú, se ven obligados a abandonarlas. Además, se encuentra en el interior de una base militar, a la que se puede acceder sin problemas.
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