Ubicación: Avinguda Marina Alta, 20
Ondara (Alicante/Alacant)
España
Código Postal: 3760
Teléfono: 965766870
Horario: Cierra lunes noche y martes entero
Menciones:
Tipo de cocina: Mediterránea
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Web: https://www.facebook.com/La-Xata-de-Sole-104197381382447/
Precio estimado: 30,00€
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En tiempos de pandemia también suceden cosas buenas. Una de ellas ha sido la apertura en Ondara de este restaurante que, en poco más de un mes desde su arranque, se ha convertido en un habitual al que acudir para disfrutar de la buena mesa. El antiguo bar la Xata era una agradable casa de comidas donde hemos disfrutado mucho de sus almuerzos, su menú diario de mediodía y sus cenas de “picaetes”. Pero por motivos personales, Paqui, su propietaria, tuvo que dejar el oficio y decidió traspasar el negocio. Sirvan estas líneas para agradecerle tantos años de servicio con ese gran sentido del humor que siempre le acompaña.
La ocasión la aprovechó Sole Ballester. Se trata de la hija menor de la gran cocinera Pepa Romans, conocida en toda la Comunitat Valenciana por llevar a su pequeño restaurante Casa Pepa a lo más alto del panorama gastronómico valenciano. La ondarense consiguió para su casa una estrella Michelín que conservó durante muchísimos años hasta el cierre por traspaso del restaurante. Sole se ha criado entre fogones y ha crecido rodeada del mejor producto, circunstancias éstas que imprimen una marcada huella que se nota cuando pruebas cualquiera de sus platos. Ella dejó las cocinas de Casa Pepa unos años antes de la venta y se decantó por una cocina mucho más informal, sin las presiones añadidas que conlleva la exigencia de mantener o incluso acrecentar el prestigioso galardón que se concede cada año llegados al mes de noviembre.
En compañía de su hermano Paco, quien se encarga del servicio de bebidas en la barra, tomaron este local en tiempos de confinamiento y le han sometido a una concienzuda reforma. La cocina ha ganado espacio, la reverberación de la sala que era verdaderamente espantosa se ha apagado y un cambio radical en las tonalidades de las paredes dota al local de una luminosidad y amplitud no conocida hasta ahora. En cocina oficia como segundo Toni Romans quien se inició en esto de la cocina en Casa Pepa y que regresa a Ondara después de muchos años por el mundo (Azurmendi en Bilbao, A fuego negro y Casa Urola en Donostia y Ricard Camarena en Valencia). Sole y Toni se convierten en un tándem infalible y por la pequeña ventana que comunica cocina y sala sólo salen verdaderas exquisiteces. En sala la cosa cambia y quedan muchos aspectos por pulir. El equipo debe compenetrarse en el reparto de responsabilidades y ofrecer el empaque que los platos que vienen desde cocina se merecen. En ello andan, me consta.
La carta reúne de entre quince a veinte propuestas: unos diez entrantes que se ofrecen por unidades, medias raciones o ración entera, varias ensaladas, un par de pescados, otras tantas carnes y algún que otro arroz. Todo resulta apetecible. Cabe esperar que, con el paso del tiempo, se dé rotación a los platos y tengamos nuevas alegrías. Anoche tomamos:
– Croqueta de jamón: extremadamente fluida en su interior (casi se tomaría mejor con cuchara). Presencia sápida del jamón pero sutileza y elegancia en el trasfondo lácteo de la croqueta. Imperdonable no pedirla.
– Alitas de pollo: máxima sencillez pero muy resultonas por la limpieza de la fritura y la salsa agripicante que las acompaña.
– Rollito de caballa: Otro plato que sorprende por su aparente sencillez pero que encandila por su intensidad sápida.
– Pulpo: Grosor considerable de las patas, ternura extrema (apenas se precisa del tenedor para cortarlas) y rico sabor con reminiscencias a brasa. Se sirve sobre una rica salsa de mango.
– Manitas de cerdo: se sirven sobre un humus de garbanzos muy sabroso y se presentan deshuesadas, a modo de pequeña hamburguesa. De lo mejor de la cena.
– Vieras sobre arroz hinchado: Tal vez el plato menos sorprendente de la velada, pero otro buen ejemplo de selección del producto, buen trato y acertado acompañamiento.
– Tataki de bonito: Plato que no figura en la carta pero que no dudan en recomendarnos y que nosotros obedientemente aceptamos. Perfectamente cocinado y con un sabor delicado que denota la frescura máxima del producto. Se acompaña de una especie de salsa romescu y unos chips de yuca.
– Presa ibérica: Excelente. Impecablemente tratada y con el salseado de un fondo reducido de carne que pide a gritos mojar con pan.
– Milhojas de chocolate: rico el hojaldre que se baña con chocolate caliente.
– Brownie de chocolate: Denso e intenso. Se acompaña con una quenelle de pistachos y una mermelada de frutos rojos.
Después de unas cañas y vermuts al inicio, acompañamos la cena con un un blanco del Bierzo: Abad don Bueno. La carta de vinos es exigua y precisa de una ampliación urgente que ofrezca más referencias, que esté a la altura de la excelencia de la cocina y que venga a redondear una más que placentera experiencia gastronómica. Tiempo al tiempo. Hubo cafés y alguna copa de cierre (para que se tenga en cuenta al ver la cuenta final).
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Interesante propuesta oye. Todo lo que has comentado, apetece, en especial esas manitas sobre humus.
El ambiente dentro es tipo bar o tipo restaurante?
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Una mezcla de ello (la concurrida denominación de gastrobar): mesas sin vestir a modo de bar, pero ausencia de servicio en barra a modo de restaurante, por ejemplo.
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