Ubicación: Avinguda del Port, 271
València/Valencia (Valencia/València)
España
Código Postal: 46011
Teléfono: 961954472
Horario: Cierra domingos noche
Menciones:
Tipo de cocina: Mediterránea
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Web:
Precio estimado: 40,00€
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El restaurante Namúa echó a andar en el popular barrio del Carmen de Valencia. Según parece, el proyecto tuvo éxito y su propietario, Víctor Soriano, decidió abrir un segundo local en la Avenida del Puerto. Luego llegó la pandemia, las cosas se complicaron y los planes trazados tuvieron que cambiar. A día de hoy el local del Carmen aún no ha reabierto sus puertas (y desconozco si algún día volverá a hacerlo) y sólo se atiende en el nuevo emplazamiento.
Si les soy sincero, no llegué a entrar en el local. La reserva la hizo otra persona y pidió expresamente que nos colocasen en la terraza, siempre que la climatología acompañase, claro. Se dio el caso y, como no surgió ninguna necesidad de pasar al interior, no estoy en condiciones de describirles la sala. Desde fuera se percibe que se trata de un local limpio, modernete y agradable. El mobiliario de tonalidades claras, las paredes en esa misma gama… Se debe estar bien.
Víctor Soriano se formó bajo el auspicio de Raúl Alexandre, según leo en la red. Raúl cuenta con una legión de fans en la capital del Turia. Yo estuve una vez en el mal logrado Vinícolas donde él oficiaba y ciertamente me gustó. También tuve la oportunidad de asistir a un taller de cocina que impartió en el restaurante y dejó bien claro que, en temas de cocina, tenía muy buena mano. Haber estado bastantes años a su lado ya es un buen augurio.
La carta de Namúa se estructura en entrantes, platos de cuchara, carnes, pescados y postres. Parece ser que está siendo sometida a revisión pues, al entregárnosla, nos avisan que hay algunas propuestas marcadas con una cruz que han dejado de preparar. También nos indican que podemos optar por un menú que incluye seis de los entrantes y un postre y que se ofrece por un precio de 27,50€. Optamos por ésta con lo que no le presto a la carta toda la atención que se merece.
– Buñuelo de bacalao: Impresionante en cuanto a sabor y ejecución. Se sirve sobre una base de allioli suave y se corona con una corteza crujiente de su propia piel. Muy, muy rico.
– Croqueta de blanc i negre (butifarra y blanquet): Croquetón de forma esférica con las mismas trazas: técnica impecable y sabor muy logrado.
– Lienzo de ensaladilla: El protagonista del lienzo, o sea la ensaladilla, se dispone en tantos montones como comensales comparten el plato, entiendo. En nuestro caso fuimos tres. Después se decora el plato con trazos de mayonesa, mostaza, encurtidos molidos… a modo de pintura moderna. Rica sin enamorar. Cantidad generosa, eso sí.
– Lienzo de bravas: Nos sirven tres medias patatas asadas al horno (recordar que somos tres comensales) cubiertas de una especie de majado hecho con patata machacada y una peculiar salsa brava. Cierta similitud en la presentación con el lienzo anterior aunque aquí los trazos se sustituyen por motas y la mayonesa y la mostaza por allioli y salsas de diferente grado de picante. Nos han gustado mucho.
– Tiradito de corvina: el plato no va incluido en el menú, pero, como veníamos con hambre, hemos decidido pedirlo como refuerzo de éste. Lo encontramos muy rico, con un género de calidad y frescura notable y un aliño repleto de personalidad y no apto para todos los públicos: soja, jengibre y menta. Nosotros somos de los que agradecemos ese extra de punch.
– Mejillones con salsa cítrica: Perfectos de cocción, evitando pasarlos lo cual provoca que alguno de ellos no llegue a abrirse. La salsa merece valoración aparte. Partimos de la base que está rica, sin discusión, pero encontramos en ella ingredientes de cuya presencia nos enteramos más por la vista que por su impronta en nuestro paladar. El sabor en sí nos recuerda a una rica salsa marinera y, como tal, intuyo que se ha usado pimentón. No notamos en cambió reminiscencia alguna a la citronela que encontramos en forma de tallo, ni a las hojas de lima Kefir ni a las rodajas de naranja. En mi humilde opinión o se opta por una línea marcadamente mediterránea o por la vía thai. El resultado de combinarlas no es fallido, insisto. Simplemente no se percibe.
– Ensaimada Almusafes: homenajeando el famoso bocata de sobrasada, queso y cebolla caramelizada aunque sustituyendo aquí el pan por una base de hojaldre cuyo sabor recuerda al típico dulce balear. Contundente, pero muy rica.
– Tarta de queso: una muy buena tarta con la base de grosor correcto, una rica crema de queso y la cobertura crunch de caramelo. Vicio puro.
La carta de vinos se nos antoja algo corta y falta de algunas referencias más “gastronómicas” para aquellos comensales más “frikis” que se presupone que visitarán el local con el argumento ya citado del “renombre” que tiene el cocinero. Todas las propuestas son de precio bajo y el sobrecargo aplicado entra dentro de lo razonable. Hemos tomado un Azpilicueta Viura DO Rioja.
Local que está llamado a ser restaurante de referencia para la gente del barrio, no me cabe la menor duda, pero que seguiremos con atención por ver si ese éxito se expande entre otro público menos cercano con ganas e descubrir lugares interesantes.
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Hala, pues ya me has puesto tarea, porque habrá que ir! Además lo haré entre semana, no es raro que coma por las inmediaciones.
Oye, todos los que han trabajado con Raúl Aleixandre, bordan los buñuelos. Lo comprobé recientemente con Manu Yarza
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Muy top el buñuelo, en serio. También la croqueta. La verdad: todo estaba rico. En vinos sí fallan un poco.
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