Ubicación: Carrer de Sant Isidre, 28
Alqueria de Roca (Valencia/València)
España
Código Postal: 46133
Teléfono: 961119110
Horario: Abre todos los días a mediodía pero sólo da cenas los viernes y sábado.
Menciones:
Tipo de cocina: Mediterránea y Valenciana
Te puede interesar: Con parking y Con terraza
Web: https://www.napicol.com/
Precio estimado: 60,00€
You need to login in order to like this post: click here
El Barri de Roca, una pequeña pedanía de Meliana sitiada por la huerta valenciana, se ha convertido un todo un referente de la gastronomía. Su decano, Ca Pepico, ha arrastrado a otros restauradores hasta este pequeño núcleo urbano donde se ha creado un interesante ecosistema. Ca Xoret también apostó por este entorno y el último en poner la guinda del pastel fue Napicol.
Como no podría ser de otra manera, Napicol se ubica en una casa de pueblo con una pequeño corral ajardinado que hace de las delicias de las noches de verano. No obstante, el comedor interior es amplio, luminoso, cómodo y agradable, por lo que uno ya se predispone a disfrutar, que es de lo que se trata.
La atención fue en todo momento esmerada, cercana y profesional, tal vez el único pero es que alienta a pedir bastante, así que hay que ser comedidos. Fuimos a comer tres bastante comedores y acabamos hasta los topes, así que ojo con la comanda y más vale pedir algún plato de más si uno se queda con hambre. Pero vayamos al tremendo menú que nos confeccionamos con la ayuda de Anselmo Rausell, propietario del local y alma mater de Napicol junto a su hijo Chemo, quien enciende los fuegos del local.
Ensaladilla rusa: porque allí donde voy la pido. Puessssss, no fue el mejor comienzo. Bastante normal, sin pena ni gloria y a la que faltaba algo de punch que la hiciera especial.
Albóndigas de bacalao: muy ricas y esponjosas del estilo de su vecino Ca Pepico.
Matrimonio: de anchoa y boquerón. Buen producto tratado con respeto y mimo.
Ensalada de perdiz escabechada: Ojo a este escabeche emulsionado que es para coger un plato hondo y disfrutarlo con cuchara sopera. El toque crujiente de la verdura matiz la textura y el punto ácido reaviva el sabor de los vegetales. Para los que me conocéis, sí, aparte la perdiz, gajes de no gustarle a uno la aves. A partir de aquí, todos los platos fueron de un gran nivel, tanto en técnica como en combinación de ingredientes y puntos de cocción.
Borrajas: conseguido plato donde prima la textura de las borrajas, con un fondo de verduras y un poco de plancton que le dan un punto de marino muy ligero.
Alcachofas y callos de bacalao: una verdadera delicia, un platazo para recordar. Nunca uns alcachofa soñó en nadar tan acompasadamente con un bacalao.
Sopa de cebolla: he aquí el juego más notable de deconstrucción de un plato. Un fondo de sopa de cebolla, una pequeña cebolla cocinada al dente y un bomba de huevo que estalla en la boca y, todo ello, coronado por trufa rallada. ¿Qué más se le puede pedir a un plato?
Ostra con beurre blanc: o mi dichosa fatalidad de probar preparaciones de ostras cocinadas. Pese a ser un plato notable, me sigue pareciendo un crimen calentar la ostra, cocinarla y pierda esa textura y sabor que la hacen un alimento único. Pero sí me pongo objetivo y me olvido de este prejuicio, sí, un plato destacable que no volveré a pedir (aunque siempre lo digo y acabo cayendo).
Garbanzos con oreja de cerdo: primer plato de cuchara con buena materia prima, un pedrosillano firme y terso, fondo de caldo sabroso y la oreja. Eché en falta algo de textura en el caldo, muestra de que la oreja, muy probablemente se le añadió más tarde, y un punto picante que realzara el conjunto.
Lentejas con mollejas y stilton: Soberbio, plato que no he tardado en replicar en casa. Mollejas bien crujientes, lentejas bien hechas y esa salsa de stilton que potencia todo el sabor de las legumbres y la carne.
Lomo alto trinchado: para finalizar, un poco de carne al punto de buena calidad. Tras los platos más elaborados, de este hubiera prescindido poco desvirtúa toda la creatividad de los platos anteriores y sale perdiendo.
No soy muy de postres pero ojo la tarta de manzana y la Pavlova que prepara Chemo, son una verdadera obra de arte que bien merecen la pena.
La carta de vinos está a la altura de las circunstancias. Una buena selección haciendo hueco a los vinos blancos y espumosos, tan mediterráneos y tan olvidados. Sin ser una carta larga ofrece todo lo que necesitas, así que no le pediría más, al igual que las copas, de buena calidad.
En resumidas cuentas, una experiencia excelente que sin duda repetiré. La cuenta se desmadró ligeramente por los vinos pero creo que la RCP del local está a la altura.
Napicol, nos vemos pronto.
You need to login in order to like this post: click here
Llegué a tener reserva pero la anulamos con anticipación por un problema que tuvimos, leyéndote, retomaré el tema con ganas. Muchas ganas, porque esa ofertaca de cuchara que comentas, no la conocía yo, yo pensaba que era más de entrantes y arroces y tal…. ¡juer!
You need to login in order to like this post: click here