Nozomi



Ubicación: Pere III, el gran, 11
       Valencia/València (Valencia/València)
       España
Código Postal: 46005
Teléfono: 961487764
Horario: Cierra lunes y martes
Menciones:
Tipo de cocina: Japonesa
Te puede interesar:
Web: https://nozomisushibar.es/
Precio estimado: 50,00€

Valoración media :  
5 stars   3
4 stars   0
3 stars   0
2 stars   0
1 stars   0
5 estrellas de 3 Valoraciones
Cocina 5 5
Servicio 5 5
Local 5 5
Servicio del vino 4 4
Relacion calidad-precio 5 5
Compártelo

10 comentarios sobre “Nozomi

  • el 25/11/2019 a las 10:13
    Permalink

    Desde luego que es sin duda uno de los mejores y su sumamos calidad de la propuesta gastronómica y local, me atrevería a decir que el mejor. A destacar el mimo con el que se trata el producto, todos los platos son de una fineza exquisita, nada repunta o resalta más de lo necesario, no hay excesivos saldos, ni dulces ni picantes (en algunos japos te encuentra demasiado potenciado algún sabor). El local es más que acogedor, es sorprendente y divertido. Muy complicado reservar para el fin de semana, pero vale la pena buscar hueco cualquier día porque es un disfrute. La calidad del menú con respecto del precio la veo más que razonable.

    Valoración media 5 5
    Cocina 5 5
    Servicio 5 5
    Local 5 5
    Servicio del vino 4 4
    Relacion calidad-precio 5 5
  • el 21/11/2019 a las 18:39
    Permalink
    comment image

    Traspasar la puerta de Nozomi es viajar a Japón, y no solo gastronómicamente. Y es que la atmósfera que se ha conseguido en el local no es solo cuestión de decoración, aunque sea probablemente el restaurante más bonito de la ciudad, el silencio, el respeto máximo del que hacen gala los nipones, se siente, se percibe y se transmite en este pequeño altar que Nuria y José Miguel han querido levantar a su amada cultura japonesa. Y es que aquí no solo se siente la gastronomía del país del sol naciente, es algo mucho más profundo y difícil de explicar.

    La mejor opción es dejarse llevar por el menú degustación y repetir algún plato que haya sido notable. El menú (45€) consta de dos entrantes a elegir, la sopa miso o la ensalada de algas y la tempura de verduras o el sashimi de calamar, vieira y gamba. Si se va en pareja es recomendable probarlo todo, porque bien merece la pena.

    A partir de aquí empieza la fiesta consistente en un tartar de atún rojo del mediterráneo, usuzukuri de dorada y maki de salmón. Y cuando crees que no habías probado un sushi mejor en tu vida, empieza la secuencia de nigiris, seis en total. La calidad del pescado, el punto de cocción del arroz, el toque justo salsa de soja y algunos juegos con el aceite de humo, ají amarillo, trufa, amenizan los monotemáticos bocados, todos ellos exquisitos, pero de entre los que destacaría el de salmonente, un excelente tratamiento de este pescado donde se realza su sabor por encima de las filigranas.

    La sección dulce finaliza con un temaki de langostino en tempura con mayonesa japonesa ligeramente picante. Solo diré que repetimos de este, como siempre que venimos…

    El postre tampoco defrauda, crema de jengibre, helado de dulce de leche y granizado de manzana verde que, a los menos goloso nos permite disfrutar de un bocado no excesivamente dulce.

    La carta de vinos no defrauda. Además de las bebidas típicas japonesas, como el sake, la selección de vinos es muy interesantes, con precios algo elevados, pero acordes a la calidad de las copas, el buen servicio (aunque esta vez pasamos algo de sed por el despiste de los camareros que no nos sirvieron al ritmo que requeríamos) y el número de referencias en carta.

    Es la sexta vez que visito Nozomi y siempre sorprende su regularidad en las preparaciones, el respeto máximo por el producto y la atención que cada uno de sus empleados nos ofrece.

    Valoración media 5 5
    Cocina 5 5
    Servicio 5 5
    Local 5 5
    Servicio del vino 4 4
    Relacion calidad-precio 4 4
  • el 02/08/2019 a las 11:06
    Permalink

    La historia personal de Nuria Morell y José Miguel Herrera y su irrupción en el mundo de la cocina y la restauración, aunque semejantes a otras de más calado mediático, no dejan de sorprendernos. Su llegada al complejo mundo de la hostelería se demoró un tanto. No me atrevería a tildarlo de una vocación tardía pues, visto lo que ofrecen en su casa, uno no echa en falta ni un ápice de la vocación ni de la profesionalidad que caracteriza a quienes se han dedicado a ello desde bien jóvenes. Seguramente ya llevaban dentro mucho de lo uno y bastante de lo otro antes de meterse de lleno en esta labor. Pero sí es cierto que, hace poco más de una década, esta pareja no se dedicaba en absoluto a ello. Fue su pasión por la cultura japonesa la que les llevó hasta el mundo de la cocina.

    Los primeros pasos en hostelería los dieron con la apertura de Sushi Home. Corría el año 2007 cuando Nuria, después de haberse formado convenientemente de la mano de Mario Payán, se vio en condiciones de arrancar, junto a su inseparable José Miguel, con este negocio de comida japonesa para llevar enclavado en una estrecha callejuela del popular barrio del Carmen. Atrás quedaba su carrera dedicada a la abogacía iniciando una apasionante y exitosa aventura que, por aquel entonces, costaba imaginar. El local adquirió gran renombre en la ciudad y todo indicaba que, más pronto o más tarde, habría que dar un paso más allá.

    Ese paso llegó con la apertura de Nozomi en 2015. Del modesto local del Carmen se pasó a un precioso restaurante en el barrio de Ruzafa. La cocina nipona más básica y más reconocible dio paso a unas elaboraciones que escondían más estudio y unas combinaciones ciertamente sorprendentes. Y el público reconoció ese esfuerzo, esa valentía, acudiendo prácticamente en masa al nuevo local de Nuria y José Miguel.

    La seducción que ejerce Nozomi sobre sus clientes comienza nada más traspasar sus puertas. La distribución de los espacios y el acertado interiorismo, fruto del trabajo del conocido estudio Masquespacio, nos trasladan de inmediato al imperio del sol. El dominio apabullante de la madera, el origami de flores de papel que cuelga del techo, la estupenda insonorización del espacio y la indumentaria sobria del personal, especialmente de quienes ofician en cocina, evocan irremediablemente la atmosfera relajada y elegante del lejano oriente. Posiblemente sea uno de los salones donde más cómodo me he sentido.

    La carta del restaurante es extensa y llegar a conocerla a fondo puede llevarnos varias visitas. Declinamos el menú degustación que propone un acercamiento somero a la misma para quienes dan sus primeros pasos en la cocina nipona. No sin alguna que otra dificultad, pues son muchas las propuestas que nos resultan atrayentes, conseguimos confeccionar nuestra comanda.

    Ensalada de col y salsa ponzu: A modo de aperitivo nos sirven dos pequeños cuencos al centro de la mesa con esta clásica combinación. Dado que la col se condimenta con la salsa líquida tal vez sería conveniente el emplatado individual. Un buen comienzo con esos toques cítricos y punzantes del yuzu.

    Tempura de soft crab: Se prepara con la carnaza del cangrejo de concha blanda que se envuelve con una tempura suave y ligera. Se acompaña de mayonesa picante y unas virutas de alga aonori. Delicioso, para repetir una y otra vez.

    Tartar de bonito: con cebollino y aceite de sésamo: Se disfruta de igual manera tomando directamente el bonito, perfectamente cortado a cuchillo, sin mezclarlo con la salsa, como combinándolo con ella. Ambos bocados nos resultan exquisitos, fruto sin duda alguna de la frescura extrema de la carne del pescado.

    Sashimi mixto: atún rojo del Mediterráneo y salmón ecológico. Pocas palabras se necesitan para describir aquello que no precisa de descripción. Una maravilla de producto.

    Usuzukuri de pez limón: Se trata de un corte fino del pescado a modo de tiradito peruano, en finas lonchas. Éste se sirve con rúcula, crujiente de ajo, salsa ponzu y aceite de humo. Divertido el juego de texturas con el crujiente de la rúcula y el ajo y muy curioso el aliño con el aceite de humo.

    Usuzukuri de dorada: En esta ocasión se acompaña con sal maldon, furikake de shiso rojo (sisho deshidratado y molido) y aceite de trufa blanca. Sin bajar el nivel ni un ápice.

    Uramaki de atún picante, mayonesa japonesa, aguacate y panko: Rollo de eminente concepto clásico, sin concesión alguna a fusiones o reinterpretaciones. Precisión académica y limpieza de sabores, rasgos inconfundibles de la buena cocina japonesa. Se sirve en compañía de los makis de salmón y aguacate y los de de toro y cebollino. En la misma línea que el uramaki: ejecución impecable y pureza sápida.

    En el apartado de Nigiris, amplio e inabarcable, nos decantamos por cuatro propuestas, comenzando por uno de concepción más clásica y espartana, el de gamba dulce, y adentrándonos en otros más arriesgados e innovadores: anguila con foie; jurel con aceite de humo y pescado blanco con crema de trufa y sal maldon. La característica común en todos ellos es la poca cantidad de arroz que se usa como base del nigiri y la cantidad considerable de pescado que los corona. Otro rasgo extrapolable a todos ellos es la frescura del producto y la alta carga sápida de cada bocado.

    Para acabar, cada uno de los comensales elegimos entre las opciones de los temakis aquella que nos resulta más apetitosa. Llegan a la mesa diferentes elaboraciones: de piel de salmón crujiente, de atún picante, de toro, etc. Agrada en especial la textura del alga con la que se confecciona el cucurucho. A diferencia de otras degustadas en otros lugares, queda perfectamente integrada en el bocado, ni reseca ni correosa. Bravo.

    Tiramisú de té verde: postre muy original y sorprendente. La textura e incluso algunos matices sápidos reproducen literalmente los del conocido postre. Sin embargo, predomina otro sabor sobre ellos nada habitual en la popular tarta, el del té.

    Crema de jengibre, manzana ácida y helado de dulce de leche, o dicho de otro modo, un perfecto ensamblaje en un mismo plato entre lo balsámico, el dulzor contenido y un punto de acidez. Un ejemplo clarísimo de lo que podríamos calificar como postres “de nueva generación”, ligeros, provocadores y nada empalagosos.

    Durante la comida tomamos tres vinos diferentes: Algueira brandán godello, Agas do tempo ribeiro y albariño Fillaboa. La carta de vinos es extensa y a precios razonables: hay un apartado significativo de sakes y otro de vinos internacionales. Servicio siempre atento al rellenado de copas.

    Resultaría muy categórico y excluyente calificar Nozomi como el mejor restaurante japonés de la ciutat de València. Ello sólo podría afirmarse cuando se hubiese estado en todos ellos circunstancia que no se cumple en el caso de quien les escribe. Sí puedo afirmar con rotundidad que, de los que he estado, es con mucha diferencia el mejor de ellos. En primer lugar y como causa mayor por la excelencia de su cocina, la concepción de la carta, la selección y frescura del producto y la elegante presentación. Pero no deja de ser menos importante el contexto en el que se desarrolla la experiencia: ese marco incomparable que constituye la sala principal, esa buena carta de vinos, esa atmósfera sobria y de disfrute que se genera en Nozomi y el servicio cordial y profesional por parte de José Miguel y todo el equipo. Un lugar al que se vuelve siempre que se puede, sin duda alguna.

    Podéis leer esta misma valoración acompañada de fotografías muy ilustrativas en: https://www.vinowine.es/restaurantes/nozomi-cocina-nipona-de-altos-vuelos.html

    Valoración media 5 5
    Cocina 5 5
    Servicio 5 5
    Local 5 5
    Servicio del vino 4 4
    Relacion calidad-precio 5 5

Deja un comentario