Para ofrecer las mejores experiencias, utilizamos tecnologías como las cookies para almacenar y/o acceder a la información del dispositivo. El consentimiento de estas tecnologías nos permitirá procesar datos como el comportamiento de navegación o las identificaciones únicas en este sitio. No consentir o retirar el consentimiento, puede afectar negativamente a ciertas características y funciones.
El almacenamiento o acceso técnico es estrictamente necesario para el propósito legítimo de permitir el uso de un servicio específico explícitamente solicitado por el abonado o usuario, o con el único propósito de llevar a cabo la transmisión de una comunicación a través de una red de comunicaciones electrónicas.
El almacenamiento o acceso técnico es necesario para la finalidad legítima de almacenar preferencias no solicitadas por el abonado o usuario.
El almacenamiento o acceso técnico que es utilizado exclusivamente con fines estadísticos.
El almacenamiento o acceso técnico que se utiliza exclusivamente con fines estadísticos anónimos. Sin un requerimiento, el cumplimiento voluntario por parte de tu proveedor de servicios de Internet, o los registros adicionales de un tercero, la información almacenada o recuperada sólo para este propósito no se puede utilizar para identificarte.
El almacenamiento o acceso técnico es necesario para crear perfiles de usuario para enviar publicidad, o para rastrear al usuario en una web o en varias web con fines de marketing similares.
Pues qué lugar tan rebien para esto del buen comer.
Lugar situado en una pequeña callejuela, a unos metros del río, y a una mirada del Mercado de Verónicas. Y ese mercado, la temporada, lo que hay cuando lo hay, rige su cocina. Menú único, en el que los platos entran o salen en función de lo dicho: Mercado y temporada. Estructurado (más o menos) en aperitivo, entrante, verdura, pescado, carne y postre. A este menú se le pueden añadir dos extras, a saber: Pasta de elaboración propia (+9 EUR) y quesos nacionales (+7 EUR), antes del postre.
Sala acogedora, diáfana, con capacidad para unas veinte o veinticinco personas. Pequeña barra a la izquierda, y al fondo la cocina, donde les ves trajinando los platos que irán sirviendo.
Gente bien maja la que atiende. Te explican, preguntan; te ubican. Mientras va marchando el menú llegan unos ricos encurtidos que hacen ellos mismos. Ricos aperitivos, que te sitúan en el lugar. Muy agradable la crema de champiñones con castaña rallada, ¡ que hay que soplar cuchara !
Llega el buen pan de La Madrugada de Javier Moreno, junto a la rica mantequilla fermentada que elaboran ellos. Fermentación que, a mi juicio, no se nota, que no obsta para que la mantequilla esté bien rica.
Momento para el plato vegetal, y que a mi con eso se me gana: Pésoles y tabillas (guisantes y habas), junto a unas lechugas de variedades murcianas casi perdidas, y que están en proceso de recuperación merced a la Red Murciana de Semillas.
Tras esto es el turno del pescado: Un riquísimo pescado azul, que dan en llamar palometa (ver nota del final), con aspecto de tataki de atún, acompañado de coliflor y lenteja caviar con un toque de limpísimo garum y limón encurtido (ambos de elaboración propia). Para comerse varios platos de esto.
Y llega, finalmente, el cordero segureño, con un buen fondo que no es de los densos a dolor, si no tenue y agradable, y acompañado de tupinambo.
Por último el postre, a base de bizcocho de naranja y crujiente de pipas de calabaza, con una riquérrima crema diplomática.
Vamos con el asunto vínico. La carta de vinos es de tamaño razonable, y precios bastante contenidos. Es fácil encontrar algo que te pueda apetecer sin dejarte un jornal. Hay vino por copas, tres blancos y otros tantos tintos. En mi caso el asunto fue con una copa de Cucú, de Barco del Corneta (4 EUR) y otra de Terraprima Blanc, de Can Ràfols dels Caus (4,2 EUR).
Este asunto, más litro de agua fueronse a unos agradables 59,2 EUR, de los que 48 EUR fueron el menú.
Nota: Asunto pescado. Al decirme que era palometa y ver su aspecto me sorprendió. Item más, cuando me indicaron que la pieza había sido de 22 Kg, proveniente de la lonja de Águilas. Y la verdad, si una palometa normalita tiene una cara de enfado de dar miedo, no me imaginaba lo que puede ser una pieza de 22 Kg. Y mucho menos imaginaba que pudiera llegar a ese tamaño. Pero hete aquí que estaba (h)errado, ya que presumí que se trataba de palometa negra (aka japuta), y al seguir tirando del hilo con el cocinero, y socio, de nombre Alberto, vino con una foto del pececillo. En el cartel reza “palomida”. Uy, y lo de la foto no es palometa negra. Rompo mi costumbre de no usar el teléfono móvil mientras como (excepto para las fotos) y me pongo a buscar en la web de ictiología del Gobierno de España, que es de lo más completa. Y el pez en cuestión se trata de uno llamado, en algunos lugares, palometa blanca. Y también es llamado pámpano, y con ese nombre sí los he visto de buen tamaño en los mercados del sur. Os dejo el enlace para que quienes no conozcan al pececillo tengan el gusto: https://www.mapa.gob.es/eu/ministerio/servicios/informacion/0058Palometa%20Blanca_tcm35-102568.pdf
You need to login in order to like this post: click here
Umm, suena interesante ese sitio. Estuve en Murcia hace dos inviernos y no me suena para nada. ¿Es nuevo?
En cuanto al pez, en mi vida lo oí o ví. He buscado en ese buscador que todo saben, y me suena haberlo visto, pero al otro lado del Atlántico. ¿Recomendable?
En cuanto al nombre de los pescados, hace falta una unificación o aprendernos el científico, porque esto es un sindiós, en cuanto te mueves unos kms. los pescados cambian de nombre y haces el paleto cuando los pides en las pescaderías.
You need to login in order to like this post: click here
Cinco años llevan 😊
… y disiento fuertesito 😜🤣 A mi esas diferencias de nombres me entusiasman cosa mala. Lejos de sentirme mal por la confusión en los nombres me encanta, porque permite que establezcamos conversación con la pescadera o pescadero, y demás concurrencia de la parada del mercado. Nombres, otros lugares, formas de hacerlos, los “aquídetodalavida”, mientras uno limpia boquerones, otro cruza al puesto de las verduras porque se le va la vez, y otro pregunta por el precio de los lenguados… Y mola un güevo y medio ese ratejo, porque es esencia de mercado aun en el siglo XXI, y que podemos mantener; que no podemos perder. Que está en nuestra mano preservarlo. ¡ Y ese ratejo no nos lo quita naide ! Esas diferencias… son diversidad; son cultura ❤️
Y el pececillo en cuestión, siempre en tamaño hermoso, tirando a muy hermoso, sólo lo he visto en el sur. Bastante en Málaga, y alguna vez en Cádiz. Es una ricura de pececillo 😋
You need to login in order to like this post: click here