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Casi 20 años dan para considerar al restaurante Zen un clásico de Valencia, dejando aparte su cocina. David y Silvia fueron pioneros en reorganizar la cocina asiática y darle una imagen de calidad, invirtiendo en un local amplio, luminoso, sin la típica decoración china de celosías rojas y dragones. El tiempo ha pasado y el local ya no brilla como lo hacía las primeras veces que lo visitábamos, pero sigue manteniendo una estética impecable.
El servicio fue su gran apuesta, siempre diligentes, conociendo la carta a la perfección y siempre atentos al cliente. Aquí nadie lanza un plato en medio de la mesa, se sirve el vino los comensales y se les orienta en la elección del menú.
Y por supuesto la cocina, cocina china un tanto occidentalizada, con mucha fusión de asiática, pues igual encuentras sushi que el famoso rodaballo buen viaje. Una carta extensa donde puedes dejarte llevar por la simple lectura de los platos, pues la ejecución de los mismos siempre merece la pena.
Habremos comido en Zen docenas de veces a los largo de todos estos años y ya hemos establecido prácticamente nuestro menú, aunque ahora espaciamos mucho más nuestras visitas y prácticamente ni miramos la carta, vamos con la ilusión de encontrarnos con nuestros platos de siempre, que ya forman parte de nuestro acervo culinario.
Maguro picante , atún macerado con un toque muy ligero picante (vamos, yo no noto el picante) pero lleno de sabor. El atún adquiere una textura untuosa que no gusta a todo el mundo pero a nosotros nos encanta ese punto y la mezcla de soja, jengibre y sésamo. Este es el imprescindible de nuestras visitas.
Tempura de verduras y langostinos. Esto fue toda una novedad en su época y pocos restaurantes ofrecían la tempura, algo que hoy está hasta en los restaurante de cocina tradicional, una reconquista de esta técnica que llevaron los jesuitas (españoles y portugueses) a Asia, principalmente a Japón, y que hemos recuperado e incorporado a nuestra cocina como una técnica más de nuestro día a día. Aquí la ración es generosa y, sin ser su mejor plato, de vez en cuando la pedimos y la recordamos con el cariño de los primeras veces que la comíamos.
Y ahora, la gran decisión. ¿El rodaballo en dos servicios o el pato en tres servicios? Y esta vez ganó el pato:
Pato laqueado estilo Pekín servido en tres servicios.
– Primero sale un consomé elaborado con el propio pato que, ahora en invierno, siempre se agradece.
– Rollitos de la piel tostada del pato. Servicio en mesa del camarero que recorta la piel tostada del pato para que cada uno se prepare y se sirva las tortas con salsa hoisin, puerro y pepino. Me encanta ese pase. Tras pela el pato el camarero se lo lleva y pregunta si se quiere con tallarines o pato al a naranja. Como éramos cuatro nos dio para probar ambas elaboraciones.
– Tallarines con pato: si solo se puede escoger una elaboración (2 personas) iría a por el pato a la naranja. Los tallarines salteados con el pato, estando muy buenos, es el servicio más normal, menos vistoso y sabroso.
– Pato a la naranja, adoro acabar con este servicio, esa mezcla agridulce de la salsa y ese punto ácido de la naranja y el pato. Si los rollitos ya me parecen excelentes, acabar con el pato a la naranja es superlativo.
No dejamos nunca hueco para los postres porque tampoco la selección es muy interesante.
La carta de vinos está asesorada por David, que fue el primer chino en obtener el certificado de sumiller, o sea, que sabe lo que se hace. La carta podría mejorar y variar un poco, pues ha quedado anclada en referencias demasiado clásicas, pero ofrece una paleta posibilidades para disfrutar perfectamente. Cuando éramos asiduos nos conocían y nos preguntaban tras tomar la comanda ¿y un Maria Casanovas?, el cava que siempre pedíamos, a lo que siempre contestábamos que sí. Y Maria Casanovas cayó de nuevo en esta visita.
En resumidas cuentas, Zen siempre será un referente en Valencia, aunque hoy pueda parecer un restaurante menos exótico de lo que fue y con una carta inamovible, es ya un clásico al que le debemos grandes homenajes y al que volvemos siempre con la ilusión de encontrarnos con lo de siempre, que no es poco.
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Juerrrrr, poye, pues estuve hace 100 años una única vez, no tuve suerte, y no he vuelto a ir. Quizás pedí mal. Vamos, que vuelvo sí o sí tras leerte, y más rápido que deprisa, a tomar ese pato en tres pases (el rodaballo no me motiva)
Aunque me tira un poco p’atrás esas expresiones que usas de “anclado”, “fueron”, “ya no brilla como”… las venceré e iré, porque se desprende de tu reseña que hay que hacerlo
😉
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Bueno… Para ti esas expresiones del pasado no deben influirte porque no viviste esa experiencia, ese momento de esplendor donde no era difícil encontrar mesa, y el local no es precisamente pequeño.
Zen fue el centro de reunión de alta sociedad valencia, políticos y hasta monarcas (verás la foto a la entrada), pero de eso ya no queda nada, solo se mantiene su cocina y esmerado servicio, somos los clientes los que hemos cambiado, la ciudad ofrece un sinfín de posibilidades que antes no tenía y eso le pasa factura.
Me es inevitable pensar en esa época, con cierta nostalgia, tengo que admitirlo, pero sin duda comerás bien y disfrutarás de la experiencia.
Saludos
Dani
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Voy, voy!!!!!!!!!!!!
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