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Legendario bar, funcionando ya décadas, en el casco viejo, en la zona de Saputo (puerta con puerta), Cabezudos, Casa Pedro… En unos pocos metros cuadrados encuentras una oferta gastronómica muy interesante.
Se hizo célebre por la tapa El Sobrino, hace como 30 años, que no es sino una rodaja de pan tostado sobre la que se coloca una tajada de solomillo de cerdo plancheado envuelta en panceta. Originariamente solo se podía pedir con o sin “cachirulo”, un pimiento rojo coronándolo. Ahora también lo ofrecen con queso, con paté…
La verdad es que está buenísimo, es algo simple (cuando salió era más glamouroso que ahora, claro, el tiempo pasa para todos), pero todas las cosas tienen su intríngulis, tienen su aquél, su truco, y este sobrino está siempre en su punto, jugosito y con el pan crujiente.
Por cierto, yo soy de los de “con cachirulo”.
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