Teléfono: 960818264
Ubicación: C/ del Pintor Salvador Abril, 29 46005
Valencia (València)
España
Horario: Cierra lunes
Menciones:
Tipo de cocina: Mexicana
Web: https://acapulcobarvalencia.com/
Precio medio: 40.00€
Tapa, bebida, producto estrella: Moles (negro y verde)
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Cuando Daniel Espino, jefe de sala y sumiller de ese pedazo de restaurante llamado Saiti me comentó que montaba un proyecto México + Vinos… no veía el momento en pasar a visitarlo.
Qué grandes veladas hemos pasado en Saiti disfrutando de la magia de Vicente Patiño y de la simpatía y oficio de Daniel, qué bien me cae, qué vinazos he conocido de su mano.
Y para allá que se ha ido, capitaneando ese proyecto tan chulo que es Acapulco Bar, del empresario José Gloria (Casa Amores, Taquería La Llorona), en el local que ocupó esta última hasta su desaparición hace unos años, allá en Ruzafa.
Como decíamos, México + Vinos, aunque la idea original era poco menos que sólo Vinos, pero no da, sólo vinos no da, y cuánto me alegro como apasionado amante de la cocina mexicana.
Cocina mexicana sencilla que huye de los estereotipos, se orienta más al Pacífico, aunque también tiene cositas del Centro de esa gran nación. La carta es cortita, dividida en tres secciones: “Para picar” (7 platillos), “Para comer” (9), y “Postres” (2). 16 opciones saladas y 2 dulces que te atrapan nada más leerlas, me costó mucho decidirme, hubiera pedido todas. Al final, así quedó la cosa, para dos personas, al centro:
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• Tostada de ensaladilla picante (ensaladilla, mayo chipotle, alegrías riojanas y mejillones)
• Tostada de atún (aguacate, atún en láminas y vinagreta de soja y jengibre)
• Croqueta de pescado en salsa verde (merluza, pimiento verde, tomatillo, mayo perejil y ajo)
• Huarache como en un mercado mexicano (huarache, frijol, nata, queso, chorizo, carpaccio de lomo bajo y salsa tatemada con tuétano)
• Mole poblano como en una boda mexa (codorniz asada, puré de boniato y mole poblano)
• Pipían verde con lengua de vaca (lengua de vaca, mole verde, pepitas de calabaza, ensalada de ejotes y hierbas)
• Nuestro Tres Leches (bizcocho de maíz empanado en amaranto y mousse de leche quemada)
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Excepto el postre, que no tenía ninguna gracia ni ligazón, lo demás, me gustó, si bien es cierto que apenas picaba nada, y eso mosquea mucho, pero como nos contaba el propio Daniel, es que la gente se les queja y les devuelve platos. Y digo yo, ¿esa gente a qué demonios va a un mexicano? Ahora viene la otra pregunta: ¿qué haría yo si montara un mexicano? Puesssss si no tuviera mercado que me comprara los platos picosos como deben ser… moriría al palo como ellos, y me adaptaría al mercado. En fin, qué pena.
Pero que no desluzca lo rico que estaba todo (yo me apañé con un picante casero que me sacaron diciendo que era la bomba… que tampoco era la bomba, pero me apañé).
En esta ocasión no voy a destacar platos, sino partes o ingredientes de los mismos: el tomatillo que acompañaba a la croqueta, ¡qué vidilla tenía!, le daba color a la vida; cómo no, el mole poblano que bañaba la codorniz, un mole serio, amargoso y sentidito de cacao, huyendo de dulzores; la salsa tatemada con tuétano que guarnicionaba el huarache, ¡ufffff!, qué manera de bailar ese sabor a brasa con el tuétano diluido, para comerte un pozal; y el mole verde sobre el que descansaba la lengua de vaca, mucho menos conocido que el negro, pero que cada vez que lo pruebo, levito, con ese fresco y punzante sabor ocasionado por la conjunción del cilantro, los chiles verdes, las pepitas de calabaza, el perejil… y un sinfín más de ingredientes.
Para beber… estando Daniel… se imaginarán que bebimos de lujo. La carta sólo contempla una pequeña parte de lo que tiene el wei, pero nos confesó que abrió con más de 120 referencias… y las mantiene, lo que le convierte en un wine bar, un mex wine bar en toda regla, un lugar obligado de peregrinación de los enópatas.
Nuestra secuencia fue:
··Valdespino Palo Cortado Viejo CP VOS ·· Mustiguillo Finca Calvestra Brut Nature 2015 ·· Collantes El Trovador Cream ·· Callejuela Amontillado La Casilla… ¡ayayay!
Servicio, cómo va a ser el servicio con Daniel al mando, omnipresente, atento, eficiente, sabio, chistoso, un placer ser atendido por él ?
Y por él, y por la frrrresca cocina, aunque no pique, volveremos. Y a no mucho tardar.
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@dani, a mí no me sacaron los “toreaos” ??
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… pero a ti, te torearon ???
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Hacía tiempo que quería visitar la nueva propuesta de José Gloria, creador de la taquería La Llorona y del desaparecido Casa Amores, que tanto he echado de menos. Quien ha visitado y disfrutado estos dos restaurantes no va a necesitar de más aval, pero creo que merece la pena destacar la incorporación de Daniel Espino, el flamante exsumiller de Saiti con el que tanto hemos disfrutado.
José Gloria ha querido plasmar la cocina de su infancia en la Acapulco de los 80 y los 90, de esa Acapulco que había vivido su época dorada en los años 50, algo que conocimos en España por las películas de cine clásico, o no tan clásico como Y tú mamá también, o la reciente Nuevo orden, donde ya se puede disfrutar de esa decadencia.
Y tal vez sugestionado por esta historia, lo cierto es que el local tiene algo de esa luz, de esa energía del México de costa, de cocina auténtica sin florituras pero bien ejecutada. Y sí, esta resonancia ya la tenía La Llorona, pues es el mismo local, pero hay algo diferente en el ambiente desde que entras. Y me gusta.
La carta está dividida entre picoteo y principales, aunque no veo la frontera entre unos y otros, y esto dificulta la elección de platos, al estar separados por un dichoso código QR, y es que nos hemos quedado con lo peor del mundo postpandemia. ¡Quiero una carta en papel! Pero tranquilos que me tomo las pastillas y hago caso omiso mis manías. Todos los platos están pensados para ser compartidos, pequeñas raciones prácticamente individualizadas que permiten probar casi toda la carta, algo escueta, sobre todo por ser interesantes la práctica totalidad de sus propuestas.
Pero, ¿qué tomamos?
Tosta de atún.
Tostada de ensaladilla picante: nada picante.
Molotes de plátano macho con crema agria, queso fresco y mole poblano.
Huarache, carpaccio de lomo bajo con salsa tatemada y tuétano.
Birria con albóndigas. La birria es una salsa de tomate en adobo, con especias, chiles secos, ajo y, aquí, cada casa tiene un birria.
Pancita shiitake y alcachofas, callos en salsa de tres chiles y alcachofas fritas.
Pescado a la talla, lubina con ayo guajillo-morita, salsa cruda frijoles.
Sardinas a la brasa con ensalada de berros y mole verde,
Lomo bajo para terminar.
Tres leches de postre.
Lo primero, y ya no lo digo más: nada pica, pero nada nada. Tiramos de alguna salsa picante que nos ofrecieron, pero confesaron que el público no la demanda y apenas picaba. Acabamos comiendo con habaneros toreados con sal. Esto ya picaba.
Mi sensación es de restaurante en crecimiento, en pleno desarrollo y con un potencial que ahora mismo no ha desarrollado. Todos los platos tienen un algo que sí y un algo que no, que suele ser ese punch, ese punto diferenciador de otras propuestas. Hay platos soberbios, como la pancita o el pescado a la talla y otros que, sin ser malo, quedan un poco insulsos, como al tosta de ensaladilla picante -“ejem”-. Ahora bien, si lo que nos están diciendo es que esto es lo que se comía en esos años del Acapulco dorado, entonces no tendré más tragarme mis palabras y entenderlo como tal, aunque dudo que este negocio tenga ese carácter didáctico.
La bodega tampoco creo que sea la definitiva, pero sin duda hay un sumiller detrás de ella, y aquí la mano de Daniel se percibe. Referencias curiosas, centradas en la oferta de la carta y muy convenientemente escogida. El servicio por su parte es cordial, profesional y algo tímido, de momento, tal vez reminiscencias de su pasado en Saiti, donde tal vez la clientela requiera de esa distancia.
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Jaté que hasta hace poquito no conocía el asunto huarache 😎
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Pues yo también, y lo conocí hace relativamente poco en otro restaurante mexicano Sol Azteca
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Hay algún ex-Saiti más entonces?
P.D.: Un mexicano que no pica… pues… 🙁
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Que yo sepa, solo está Daniel de Saiti.
Y lo del picante… pues es lo de siempre: la gente no quiere, a la gente le pica todo, tenemos que adaptarnos, etc. ¿Qué haría yo si tuviera un restaurante mexicano? Pues no sé si acabaría claudicando.
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