Bar El Maestrazgo


Teléfono: 978079104
Ubicación: Calle de Santiago Hernández Ruiz, 41 44580
    Valderrobres (Teruel)
    España
Horario: Cierra lunes y martes; noches sólo fines de semana.
Menciones:
Tipo de cocina: De tapas y Tradicional
Web:
Precio medio: 35.00€
Tapa, bebida, producto estrella: Caracoles estilo chef

Valoración media :  
5 stars   1
4 stars   0
3 stars   0
2 stars   0
1 stars   0
5 estrellas de 1 valoraciones
Valoración 5 5
Relación calidad-precio 5 5
Compártelo

4 comentarios sobre “Bar El Maestrazgo

  • el 29/05/2024 a las 19:48
    Permalink
    comment image

    La última etapa de la quedada anual de Los Alegres Huerfanitos, la cena del sábado, estaba planificado que fuera en plan random por Valderrobres, sin sentarse, de bar en bar algo ligero y tal, eso sí, sin que faltara cerveza. Es lo que tocaba tras cenar el día anterior en Baudilio, y haber comido hacía unas horas en La Fábrica de Solfa.

    Y así empezamos, una cañita aquí, otra allá, pero no veíamos dónde entrar a picar algo de pie y tal, no veíamos una barra de nuestro agrado, y cuando llegábamos al final de la calle más “vivida” del pueblo, la que, por dentro del caso histórico, en el lado “bueno” del río, transcurre paralela a él, vimos uno que ya habíamos visto la noche anterior de pasada y que prometía por el aspecto exterior, el tipo de letrero, las pizarras de fuera… pero juer, nos asomamos y no había barra, y nosotros queríamos barra. Bueno, sí, había barra, pero estaba convertida en un “expositor de croquetas”, con tropecientosmil tipos de ellas. Seguimos, pero se terminaba el tema y dimos la vuelta, y al volver a pasar, nos saludó un tipo, que a la postre resultó ser el dueño, y nos leyó la mente: “pasad, pasad, sentaros y tomad lo que queráis, sin problemas”. “Pero que solo queremos picar una cosita y seguir”, le contestamos. “No hay problema, adelante”, nos dijo con simpatía, “que ayer os vi que mirabais y al final no entrasteis”. Qué tío, cómo controla, mola. Y el bar estaba lleno, no te creas que es que le faltaba parroquia, pero nos buscó rápido una mesa. Oye, pues nos sentamos, algo rápido, y a otro, pensamos.

    Pero oño, el dueño, Vicente, que hacía de jefe, de camarero y de todo, fue tan simpático, que acabamos cenando ahí, y no poco. Qué a gustito se estaba ahí, y qué buen rollo que irradia el amigo Vicente. Le preguntamos que qué podíamos tomar, nos dijo que caracoles sin duda, y pedimos unas croquetas, claro, cómo no, unas bravas y los citados caracoles.

    Y va el tío y nos saca un plato enorme con exactamente dos, sí, dos, no has leído mal, dos caracoles, dos hebras de cebollino colocadas como en torpe diseño y un trocito de lechuga y otro de patata. Otiá, pero esto qué oño es, pensamos los tres hermanos mirándonos ojipláticos. ¿En una taberna rústica de un pueblo, y te sacan esto? No entendíamos nada, hasta que vimos a Vicente descojonándose vivo el tío. “Pero, qué cabr…”, le dijimos, “nos la has colado pero bien”. Y ahí… se nos ganó, pedimos una botella de vino, luego otra… y al final cenamos esto:

    —————
    • Patatas bravas
    • Croquetas
    • Caracoles estilo chef
    • Pastel de algas con mejillones
    • Caramelo de morcilla y pimientos
    • Carrillada de cerdo en salsa champi
    —————

    Qué grande Vicente y qué rico estaba todo oye, de verdad, qué descubrimiento.

    Mención especial para los “caracoles estilo chef”, que no son dos, jeje, sino una ración cumplida, acompañados por patatas fritas y butifarra blanca de Valderrobres que se tinta negra por la cocción en una exquisita salsa a base de Oporto. Una locura de plato. Los caracoles eran mollosos, mollosos, sabrosos, perfectamente purgados. Nos contó Vicente que eran de ahí del pueblo, de un paisano que los criaba con amor. Caracol por aquí, trocito de butifarra por allá, patatita frita, trocito de pan mojado en la salsa de Oporto… ¡Diossssss!

    Para terminar, decir que además Vicente es un tipo “viajao”, ha trabajado unos años en Perú, y que es “el rey de las reseñas de verdad”. A ver, me explico: el tipo tiene toooda la sala pintada de una pintura blanca desnuda, en la que cuando te vas puedes escribir lo que te de la gana, te da unos rotus gruesos de 5 o 6 colores, y pones lo que te apetece, si es que te apetece. Está tooodo plagado de reseñas manuscritas de lo mas divertidas o sentidas. Os dejo la que nosotros escribimos, que ahí quedará para los restos:

    “Entramos por casualidad y volveremos con toda seguridad.
    Los Alegres Huerfanitos”

    Valoración 5
    Relación calidad-precio 5

Deja un comentario