El Observatorio de Patraix


Teléfono: 960807752
Ubicación: C/ de Jeroni Munyós, 15 46007
    Valencia (València)
    España
Horario: Cierra lunes y martes
Menciones:
Tipo de cocina: Peruana
Web: http://elobservatoriodepatraix.com/
Precio medio: 35.00€
Tapa, bebida, producto estrella: Nasu dengaku

Valoración media :  
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4 estrellas de 2 valoraciones
Valoración 3 3
Relación calidad-precio 4 4
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4 comentarios sobre “El Observatorio de Patraix

  • el 02/09/2023 a las 08:40
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    Hay lugares que tienen una magia especial, en los que te encuentras a gusto, con una placentera sensación de calma, de estar en casa de unos amigos que te cuidan con genuino cariño. Es una sensación difícil de describir y más difícil todavía que esta sensación sea transferible a un tercero, por lo que es posible que si llegas a El Observatorio por este comentario, no percibas esto de lo que estoy hablando. Eso sí, te auguro una velada feliz y una cocina nikkei digna de conocer.
    En este pequeño restaurante en el barrio de Patraix se respira buen rollo, un local con encanto que se ve potenciado por la amabilidad del servicio de sala que, sin ser efusivos ni intrusivos, te hacen sentir que se están preocupando por ti. El local tiene ese encanto del Trastevere romano, tanto la terraza como el interior, o como aquellos locales de El Carmen de hace algunos años.
    Me gusta la integración del cóctel como parte de la experiencia, y es que no te puedes ir sin probar el pisco sour que aquí preparan, una buena forma de empezar e ir revisando la oferta gastronómica.
    La carta es sencilla, basada, como hemos dicho, en la cocina nikkei, esa curiosa fusión entre la cocina peruana y la japonesa que se produjo de forma natural al entrar en contacto las dos culturas en Perú. Cuando entro en un peruano me gusta ir siempre a los básicos: la causa limeña y los ceviches.
    La causa limeña de El Observatorio es de las mejores que he probado, pues está bien jugosa, algo que no siempre es fácil de encontrar. Y el ceviche mixto de corvina, pulpo y gambón es uno de los imperdibles de este restaurante. Muy recomendable el nasu dengaku, unas berenjenas tiernas salteadas con miso que le dan el toque asiático. Puedes acabar con el bocatín de sepia o el chasu, la panceta glaseada con soja, algo más contundente si te has quedado con hambre.

    Carta de vinos bien escogida, no es muy extensa pero se nota que hay amor por el vino, con cosas interesantes y a precio correcto, como Les Freses, que es uno de mis vinos valencianos preferidos, un moscatel seco, seco de Jesús Pobre, una apuesta por el producto de proximidad y la originalidad.

    En resumidas cuentas, un local buenrollero donde además se come bien y del que guardo muy buen recuerdo. Volveremos sin duda.

    Valoración 3
    Relación calidad-precio 4
    • el 02/09/2023 a las 11:33
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      Tuviste más suerte tú que yo… Quizás era otro cocinero o vete a saber.
      Pero, por ejemplo la causa, no era la misma seguro la que comiste tú o la que comí yo, me juego 6 pesetas,

      • el 02/09/2023 a las 14:20
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        Pues es posible Aurelio, pero de verdad que estuvimos tan a gusto que ya no sé si me dejé llevar. Lo más flojo fue la ensaladilla metida en los conitos, y solo era floja por comparación. Una lástima.

  • el 06/05/2023 a las 19:28
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    Años ha que me habló de este sitio Richi Goachet, ese creativo chef peruano que por entonces se formaba en Valencia, ¿dónde andará? Bueno, realmente ya se había formado, en el tristemente desaparecido Gadhus, a las órdenes de Alfonso “Malke” y junto a Javi Linares (qué tiempos, qué buenos ratos). Me comentó que había asesorado-montado algo nikkei muy chulo e informal en Patraix y que se volvía a Chile. Con lo ansias que soy, no sé cómo ha podido pasar tanto tiempo, de hecho, se me había olvidado, y fue al ir a comprar a El Almacén de Patraix, anexo a este restaurante y de la misma propiedad (al igual que El Astrónomo, también anexo, pero al otro lado) cuando lo recordé. Y esa misma noche, fui a cenar.

    Lo primero que sorprende es que, como sucede con El Almacén, no tiene rótulo. Miento, sí lo tiene, pero uno antiguo debe ser el del negocio anterior: Perfumería-Droguería Muñoz. Qué bueno, me hizo gracia.

    La taberna es muy pequeñita, con una barra a la derecha (en desuso, tras ella faenan los camareros) y con una buena terraza. Pequeñita y humilde, con muy poquitos recursos han logrado algo muy acogedor, gracias también a la acertadísima iluminación cuasi intimista, y a la gran cristalera.

    La carta es muy reducida, 15 referencias (+ 3 postres), todas ellas de cocina nikkei actualizada, con algún guiño a la terreta.

    Íbamos tres, y por poco pedimos una vuelta entera de la carta ?

    ————–
    • Croqueta de pollo asado con “ajioli”
    • Ensaladita de pepino, kimchi y anacardos
    • Yuca frita con huancaína de parmesano
    • Causa limeña de atún, aguacate y mayonesa nikkei
    • Ensaladilla rusa con anguila ahumada y mayonesa de allipebre en cucurucho crujiente
    • Nasu dengaku de berenjena tierna salteada con miso blanco y katsuobuoshi
    • Ceviche mixto de corvina, pulpo y gambón con leche de tigre de ají amarillo
    • Empanadilla nikkei de pollo y verduras con salsa hoisin de cereza, mayonesa japo y katstuobushi
    • Lomo saltado de atún con pétalos de cebollita morada, tomate fresco, cilantro y su jugo
    • Tarta de queso con helado de matcha y sirope de arce
    • Némesis de chocolate con helado de fruta de la pasión y granola
    —————

    ¿Cenamos bien? Sí. ¿Esperaba más? También. Los adjetivos que me vienen a la cabeza para definir su cocina son: casera, sencilla, comedida. Yo imagino que habrán tenido que ir adaptando sus creaciones al gusto local, quedando algo carentes de punch muchas de ellas. Destacar, para bien, la adictiva yuca frita con huancaína de parmesano, y el sabroso y logrado nasu dengaku.

    Tema vinos, interesante, pero también cortito, con 5 blancos, 3 tintos y 1 cava, que fue el que tomamos, Dominio de la Vega N-1. Terminé con una copita de Bruno Murciano Las Tintas 2021. Tienen también algún que otro cocktail, tomamos de aperitivo un pisco sour riquísimo.

    Servicio encantador, cuidan al cliente, gente maja, me embelesó el detalle de que cuando llegas a tu mesa pone un cartelito con un ¡Hola Aurelio!, aunque yo no les di tiempo porque entré antes de hora, se quedaron muy despagaos por no haberlo podido hacer, el resto de mesas sí que lo llevaban.

    Esperaba más, sí, pero volveré, aunque antes me pasaré por el otro del que hablábamos, El Astrónomo, gastrotaberna mediterránea, a ver qué tal.

    Valoración 3
    Relación calidad-precio 4

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