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Cuando preguntamos a fidedignas fuentes locales por algún buen restaurante en Alcañiz que se saliera un poco de la línea tradicional marcada por el Meseguer, me contestaron que como restaurante Empeltre y, como gastrobar, La Chesita.
Como somos muy obedientes, en la escapada anual 2022 de Los Alegres Huerfanitos fuimos a cenar a Empeltre, y al día siguiente a comer a La Chesita Gastrobar.
Tras unos vinitos previos por esa zona tan bonita de Alcañiz, los aledaños de la Plaza España, recalamos en La Chesita, que se encuentra en una callecilla peatonal que nace en esa singular plaza.
Como bien nos avisaron, y como bien se autodenominan, se trata de un gastrobar. Primero accedes al bar, con gran barra a la izquierda, y tras pasarlo te adentras en una sala interior con unas cuantas mesitas. La sala está guapa, así como rollo neo-rústico, con las mesas, laterales y techo de un blanco radiante, el suelo de madera, y la pared del fondo, con el logo, pintada de un verde reventón muy subido y molón.
Las 23 referencias que contempla la carta, plastificada, se estructuran en tres bloques: Tapas (7), Entrantes fríos (8) y Entrantes calientes (8), muchas de ellas realmente atractivas a priori. Tras duras negociaciones, fraternales pero intensas ?, se alcanzó el siguiente acuerdo:
————–
• Ensaladilla Anita
• Ensalada de jabalí en escabeche
• Canelones de pato con bechamel de boletus
• Manitas rellenas con foie y setas
• Tarrina de morro y morcilla
• Donut con helado
• Trufas de chocolate
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Comimos muy bien, la verdad sea dicha, pero o elegimos lo más contundente, o es que aquí todo es así, salimos ahítos (tonterías, las justas, vamos) y eso que pedimos menos de lo que yo quería pedir.
La Ensaladilla Anita, correcta, una rusa con variantes y fiambre de pollo; la Ensalada de jabalí en escabeche, sin duda el mejor pase de todos, qué bien escabechado estaba el marrano, qué frescura y qué saboraco; con los Canelones de pato con bechamel de boletus comenzó la ascensión al Alpe d’Huez, un plato serio y saturante, quizás le faltó algo de jugosidad; tras él, un falso llano en forma de Manitas rellenas con foie y setas, ole, platazo, churruscaditas por fuera y viscosas y sápidas por dentro; y finalizamos con un repecho importante antes de meta, la Tarrina de morro y morcilla, sabrosa, cómo no, pero excesivamente grasienta, empachaba. Y… olvidaba que, tras la meta, entraron en escena los postres, logrados y gustosos ambos.
Bebimos varias botellas de Nueve Rosas 2021, un rosadito del Matarraña (Bodegas Mas de Torubio, Cretas, Teruel), de lo más resultón, le fue a la comida de perlas. La carta, cortita pero bien seleccionada.
Lo que más me gustó de este simpático gastrobar fue el servicio, vaya chavalas más agradables e implicadas, lo tenían todo, con gente así es imposible que un negocio no funcione.
Pues, al igual que me sucedió con Empletre, me lo recomendaron cuando pregunté, y lo recomendaré si me preguntan. Un buen plan si pasas por Alcañiz: comer en uno y cenar en otro, eso sí, cuidado con lo que pides en La Chesita, busca y combina con alguna referencia fresca (como por ejemplo ese Tartar de Trucha del Pirineo que los intransigentes ? de mis hermanos no me dejaron pedir) pues los principales son muy “atracantes”.
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