Para ofrecer las mejores experiencias, utilizamos tecnologías como las cookies para almacenar y/o acceder a la información del dispositivo. El consentimiento de estas tecnologías nos permitirá procesar datos como el comportamiento de navegación o las identificaciones únicas en este sitio. No consentir o retirar el consentimiento, puede afectar negativamente a ciertas características y funciones.
El almacenamiento o acceso técnico es estrictamente necesario para el propósito legítimo de permitir el uso de un servicio específico explícitamente solicitado por el abonado o usuario, o con el único propósito de llevar a cabo la transmisión de una comunicación a través de una red de comunicaciones electrónicas.
El almacenamiento o acceso técnico es necesario para la finalidad legítima de almacenar preferencias no solicitadas por el abonado o usuario.
El almacenamiento o acceso técnico que es utilizado exclusivamente con fines estadísticos.
El almacenamiento o acceso técnico que se utiliza exclusivamente con fines estadísticos anónimos. Sin un requerimiento, el cumplimiento voluntario por parte de tu proveedor de servicios de Internet, o los registros adicionales de un tercero, la información almacenada o recuperada sólo para este propósito no se puede utilizar para identificarte.
El almacenamiento o acceso técnico es necesario para crear perfiles de usuario para enviar publicidad, o para rastrear al usuario en una web o en varias web con fines de marketing similares.
En L’Eliana abren bares y restaurantes como churros, y cierran pocos, vaya diversidad gastronómica que tienen, es una maravilla. Lástima que sea tan extremadamente difícil aparcar un viernes o sábado noche, me tira p’atrás que no veas, con lo que me gusta a mí L’Eliana, pero… ufff qué perezaca.
Uno de los últimos en abrir es esta La Roquetería, una taberna especializada en croquetas, están de moda las croquetas, oigan, las croquetas han vuelto, si es que alguna vez se habían ido.
Y claro, yo que soy croquetero contumaz… para allá que fui en cuanto una fuente fidedigna me habló de su apertura.
El local es raro, raro, aire de bar de urbanización, como provisional, con una iluminación desangelada y una decoración de lo más extraña, con una pared como de césped artificial con botellas de vino pegadas, otra desnuda con una tele, una barra inhabilitada, y al fondo, eso sí me pareció chulo, la cocina vista con una leyenda enorme de “Hay croquetas”. Puedes sentarte en terraza, mesa o barrica, que es donde fuimos nosotros.
La oferta, evidentemente, está centrada en las croquetas, pero han añadido algún entrante y alguna carne para redondearla. Tomamos:
—————
• Ensalada de tomate valenciano
• Jamón de bellota
• Selección de croquetas hecha por nosotros:
— De pato teriyaki
— De jamón
— De tomate seco, parmesano y albahaca
— De rabo de toro
— De setas, foie y trufa
— De pollo al curry
— De cerdo trufado
• Tarta helada triple chocolate y couli de naranja
• Croqueta de arroz con leche
—————
Los entrantes, correctos sin más, y las croquetas, pues buenas, claro que estaban buenas, pero no llegaban a enamorar, y me parecieron pequeñas. No hablo de precio, por mí que las suban de precio, pero más grandes, y tampoco lo digo por tragón, sino por disfrutar el bocado de modo más opulento (vale, venga, oxímoron). Eso sí, se han currado su configuración y explicación.
Carta de vinos cortita con alguna referencia atractiva e inusual. Nosotros morimos a las burbujitas, tomando un agradable cava, Vegamar Privée 18 Brut Nature Reserva, tratado de modo mejorable.
Lo que más me gustó de este establecimiento fue el servicio, capitaneado y prestado en gran parte por el propio dueño, Miguel, un tipo grandón, simpático y bonachón, con grandes dotes comerciales, que tiene tanto oficio que se le sale por las orejas. Un crack, que será lo que haga que yo vuelva.
You need to login in order to like this post: click here